El gobierno de Donald Trump le ha dado un trato especial al presidente electo Andrés Manuel López Obrador, nombrándolo un “caballero”. Nadie, ni los más fieles de Trump y López Obrador, pensarían con tan distinguido atributo para ambos al recordar las expresiones en sus campañas.
Semejante adulación de Trump hacia el próximo Presidente de México está sin duda enmarcado en el proceso de negociación del TLCAN II. ¿Qué groserías contra México vienen, tras este pacto de semejantes caballeros?
Uno: El rechazo de Estados Unidos a una negociación trilateral conjunta con Canadá: la negociación es solo entre Estados Unidos y México, lo cual debilita los intereses nacionales y le seguirá dando ventaja a los norteamericanos sobre México y Canadá.
Dos: El Presidente electo de México, en sus usos y costumbres, propone presentar los deseos de Trump como peticiones mexicanas.
Tres: Particularmente, la propuesta del tren del Istmo de Tehuantepec entre Salina Cruz y Coatzacoalcos, al competir “con Panamá” (AMLO dixit) y cuya función será abastecer de productos asiáticos a la Costa Este de Estados Unidos y establecer el muro contra la migración centroamericana, se convertirá automáticamente en un objetivo de seguridad nacional norteamericano. Nuestro Itsmo de Tehuantepec, al igual que el Canal de Panamá, pasará a ser parte de la política interna norteamericana y no de su política exterior.
Cuatro: Este TLCAN II tiene el viejo tufo intervencionista cuyo origen es la Doctrina Monroe (1823); el Tratado Guadalupe Hidalgo (1847); el Tratado de la Mesilla (1849); la invasión a Veracruz (1914) y el Tratado de Bucareli (1923), pero presentado como iniciativa mexicana.
Cinco: El próximo gobierno lopezobradorista propone a Trump la vieja política contrainsurgente norteamericana de 1962, llamada “Alianza para el Progreso”, que en realidad es el Plan Puebla Panamá (PPP), cuyos objetivos de ayer y ahora, son: “facilitar la gestión y ejecución de proyectos orientados a la extracción de recursos naturales en Mesoamérica, así como la implantación de vías para interconectar el mar Caribe y el océano Atlántico con el océano Pacífico y facilitar la exportación de la producción obtenida y la comercialización internacional con los recursos obtenidos en estos países”. (Wikipedia: objetivos del PPP).
Seis: Como en el anterior tratado salinista de 1994, el tema laboral queda fuera. El muro es la respuesta contundente de Trump para lo laboral y migratorio.
Siete: En la idea lopezobradorista de zonificar su política económica, una idea genial conjunta, es: México Fronterizo, México del Norte y México del Sureste, divididos por fronteras fiscales, de precios, salarios y costos de la energía.
Ocho: Las asimetrías entre Estados Unidos, México y Canadá seguirán. En el TLCAN II, la caballerosidad de México es entregarse, no competir.
Nueve: Trump tiene un gran optimismo en el gobierno que viene por dos razones: López Obrador tendrá mayoría absoluta en el Congreso, pero también será un gobierno políticamente débil, para que el TLCAN II sea ratificado sin resistencia y presentado como parte de la Cuarta Transformación.
¿Qué implicaciones para México tendría este TLCAN II? Puede venir lo peor si no hay defensa de la soberanía, transparencia y movilización nacional antineoliberal.
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Marco Rascón
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