A los ojos de todo el país, estamos en presencia de un golpe de Estado técnico a la IV República.
Andrés Manuel López Obrador, en su costumbre de eludir la realidad de lo concreto, si una vez delegó y usó a René Bejarano, hoy comparte protagonismo con Alfonso Romo, que a diferencia de Bejarano no es un simple operador, sino el ideólogo y arquitecto del nuevo lopezobradorismo nacido el 1 de julio.
Con esos atributos, Romo le ha dicho al poder económico de México: “Hemos pasado de la luna de miel al matrimonio” y debe hacerse “una alianza, no un contrapeso”. Con él no habrá videos, pero habrá un choque entre el imaginario del “cambio verdadero” y el golpe hacia la derecha.
Romo ha resuelto el problema de la mafia del poder (que ganó perdiendo) y no solo la ha subido al tren, sino la invita a conducirlo.
¿Cómo llegó y de dónde vino Alfonso Romo? Ya las investigaciones periodísticas se han encargado de responder que vino de un golpe de defraudación familiar; de los Legionarios de Cristo; de servir a Pinochet como operador financiero; de ser un beneficiario del Fobaproa; de haberse beneficiado de sus vínculos con Ernesto Zedillo y entusiasta amigo de Fox. De ser socio de Pedro Aspe en el negocio de endeudar gobernadores y luego renegociar sus deudas de manera privada y ser el introductor de transgénicos con Monsanto. Hoy con esta trayectoria, es el jefe de gabinete, un puesto inexistente, pero que le permite moverse como vicepresidente o primer ministro, administrando y ocupando las decisiones del Presidente electo.
Sin ningún contrapeso interno, Romo tiene ya el poder de ser el interlocutor frente al equipo de Donald Trump. El tamaño del poder de Romo se demuestra negociando solo con el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, devaluando en el cargo a Carlos Urzúa como próximo secretario de Hacienda (al cual ya le hacen campaña para que renuncie). ¿Fue también Romo el redactor de la carta sumisa y entreguista de AMLO a Donald Trump, suplantando a Marcelo Ebrard como futuro canciller?
En el fracaso de los foros de diálogo con las víctimas de la violencia atribuido a la inexperta futura secretaria de Gobernación, Romo se cuida de estar ausente y deja a otros para que fracasen, mientras sus alianzas mediáticas y verdaderas con la mafia del poder son un éxito de amor, amnistía y perdón Legionario.
En lo político, influye para anular funciones a la Secretaría de Gobernación y desaparecer el Cisen para no ser vigilado ni por el propio López Obrador. El peligro de corrupción en el gabinete está latente sin información precisa sobre las vías de los negocios y ejercicio del poder de los suyos.
Resulta inimaginable que la llamada IV República y “cambio verdadero” de México esté en manos de un hombrecillo sin más historia que sus propios negocios, y que esté ahí dictando la moralidad constitucional.
La dimensión histórica que López Obrador le da a su gobierno, estableciendo equivalencia con Hidalgo, Juárez y Madero, está ya depositada en manos de Alfonso Romo como el hombre del poder.
Más temprano que tarde, conducirá a una frustración mayor que la de 2000. Pregunta: ¿desde cuándo es la alianza? ¿O fue una pensada estrategia oligárquica de largo plazo? Del cambio de rumbo, no solo sorprende la profundidad, sino la velocidad e impunidad con que se acepta.
De entrada, Romo debe ser auditado ahora, para saber cómo sale su riqueza personal dentro de seis años.
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@MarcoRascon