En los últimos años, ciudadanos y periodistas han denunciado la invasión de casas y edificios donde se han colocado mantas y pintas de “Asamblea de Barrios” y se cometen delitos, no solo contra los vecinos, que vandalizan y amenazan de manera impune frente a la autoridad.
El aniversario de Superbarrio y la Asamblea de Barrios, hace 29 años, es momento para deslindar lo que fue, y ha sido ese movimiento, de los actos delincuenciales que han usurpado una historia de lucha urbana, de la cual fui fundador y uno de sus dirigentes hasta 1997, pero que hoy, tras un largo proceso de división se generó un vacío que han utilizado delincuentes causando confusión y criminalización de los movimientos urbanos con demandas legítimas.
Así como hoy, los temas dramáticos de la contaminación, la movilidad y la seguridad se consideran prioritarios, así la demanda de vivienda en los años 80 se hizo visible en Ciudad de México. La construcción de los ejes viales en 1978; la inflación desbocada, la crisis económica y el sismo de 1985 pusieron en el centro el problema de la vivienda y una crisis de relación entre propietarios e inquilinos.
Tras el sismo, en 1987, se juntó una población triunfante que había reconstruido la ciudad (60 mil viviendas nuevas) y no había sido expulsada de sus barrios, con sus vecinos próximos que eran amenazados y seguían padeciendo el hacinamiento, la amenaza de lanzamiento, topes salariales y la pérdida de los empleos. Crisis y especulación iban de la mano contra ellos.
De ahí nace la Asamblea de Barrios, uniendo a los damnificados del 85 con los de la crisis, con un programa desde las vecindades y una gran fuerza de cultura comunitaria. Superbarrio es su símbolo que lo trasciende uniendo a más de 50 mil familias de 650 barrios de la ciudad que salieron a la calle, trabajaron democráticamente en autogestión a lo largo de 15 años, logrando comprar suelo y reconstruir con créditos más de 48 mil viviendas nuevas que fueron pagadas y no regaladas… ni invadidas.
Esa amplia insurrección ciudadana y popular fue protagonista en las elecciones de 1988 y las reformas que llevaron al primer gobierno electo en 1997.
Desde su inicio muchos buscaron destruir ese movimiento y desprestigiarlo. Resultado: un vacio del cual hoy usurpan delincuentes en algunos lugares, ya denunciados, contra el trabajo responsable que otros continúan realizando.
Por razones de espacio y para abundar en este deslinde en el 29 aniversario, invito a entrar al sitio: https://www.facebook.com/marco.rascon.98.
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@MarcoRascon