Proteger a la infancia: una ventana al emprendimiento

Ciudad de México /

Cuando pensamos en nuestra infancia, recordamos esos momentos de juegos creativos, las historias que inventábamos y los personajes que vivían en nuestra imaginación. Recordamos cómo, con amigos, planeábamos grandes aventuras, celebraciones o incluso actividades para ayudar a otros. Lo que quizá no teníamos claro en ese entonces era que ya estábamos emprendiendo.

Emprender es tomar la iniciativa para comenzar algo nuevo y, curiosamente, los niños tienen todas las capacidades naturales para ello. Poseen imaginación ilimitada, una pasión innata, confianza en sí mismos y una curiosidad inagotable. Estas cualidades son esenciales no solo para emprender, sino también para vivir una infancia plena y feliz. Sin embargo, hoy enfrentamos un desafío crítico: proteger y cultivar estas habilidades en un mundo interconectado donde el acceso a Internet, el entretenimiento digital y determinadas dinámicas sociales amenazan con distraerlos de lo que realmente necesitan para desarrollarse: experimentar, jugar, convivir y descubrir el mundo.

La niñez en la era digital: un equilibrio necesario

Internet es una ventana inmensa al conocimiento y también una puerta que, si no se cuida, puede exponer a los niños a información inapropiada, a peligros y a hábitos poco saludables. Los desafíos que enfrentan los padres hoy van más allá del simple control del tiempo de pantalla. Se trata de enseñarles a discernir, proteger su mundo inocente y enriquecer su vida lejos de las pantallas. Porque antes de ser usuarios de tecnología, los niños necesitan ser exploradores de su imaginación, aprendices del mundo físico y protagonistas de su propia historia.

Es necesario replantear las prioridades para los más pequeños, privilegiando los juegos creativos y las actividades al aire libre sobre los videojuegos y el tiempo frente a la televisión. La tecnología no debe sustituir las experiencias sensoriales y sociales esenciales para su desarrollo. Para preservar su esencia, debemos alentarlos a jugar, leer, convivir con sus pares y retarlos constantemente a pensar con ingenio. La infancia debe ser un tiempo para descubrir la propia fortaleza interior, la resiliencia que los hará fuertes el día de mañana y, sobre todo, para disfrutar de una felicidad auténtica que los acompañe durante toda su vida.

El emprendimiento como medio para expresar su potencial

El emprendimiento infantil no se limita a enseñarles conceptos de negocios, sino que es una herramienta poderosísima para fortalecer sus habilidades innatas. A través de esta práctica, los niños aprenden a creer en sí mismos, a desarrollar su creatividad, a practicarla perseverancia y a soñar en grande. Cada vez que un niño toma una decisión, propone una idea o trabaja para alcanzar un objetivo, está fortaleciendo su sentido de libertad, de autoeficacia y de logro. Y no hay nada más importante que enseñarles que vivir haciendo lo que aman no solo es posible, sino deseable.

¿De dónde surge el espíritu emprendedor?

Muchos se preguntan si emprender es algo que se hereda, se aprende o simplemente es producto de las circunstancias. La verdad es que es una combinación de estos factores. Hay un componente genético que influye en rasgos como la inteligencia o la creatividad; otro elemento es el ejemplo que los niños observan en su entorno. Las familias emprendedoras, por ejemplo, muestran a los niños que la incertidumbre no es un enemigo, sino un aliado que puede ser transformado en oportunidades. Crecer en un contexto donde los padres comparten fracasos y victorias crea niños con mayor tolerancia a los altibajos y listos para tomar riesgos en el futuro.

Sin embargo, más allá de los genes y el entorno, el emprendimiento infantil también se forja cuando los niños enfrentan situaciones que los impulsan a ser autodidactas y creativos. Sea vendiendo un dibujo, organizando una actividad con amigos o proponiendo un proyecto con sus padres, el emprendimiento infantil les entrena para materializar sus sueños. Los niños necesitan aprender que su ingenio tiene el poder de cambiar su entorno y que emprender es una forma de conquistar su libertad.

La guía adecuada: clave del éxito

Es fundamental que los niños sean guiados adecuadamente en su camino hacia el emprendimiento. Bajo una metodología correcta, no solo se desarrollan habilidades empresariales, sino también capacidades emocionales que los preparan para la vida. Sin embargo, si este proceso se hace sin la experiencia necesaria o si responde a modas que no se adaptan a sus necesidades, se puede dañar más que beneficiar.

El aprendizaje del emprendimiento en los niños no debe ser una réplica de lo que se enseña a los adultos y tampoco debe imponerse en contra de sus deseos. Más bien, debe adaptarse a su forma de entender el mundo, permitiendo que cada niño descubra, a través del juego y las experiencias, las pasiones que lo definen. Los padres tienen un papel esencial: deben acompañar, pero no dirigir; apoyar, pero no intervenir; creer en sus hijos y permitir que sean ellos quienes den forma a sus propios sueños.

Respetar la esencia de cada niño

El emprendimiento infantil no trata de “ganar dinero”, sino de desarrollar una autoestima sólida y de enseñarles que hacer aquello que aman es el camino hacia una vida plena. Esto requiere respeto por su vocación, por sus decisiones y por su forma única de ver el mundo.

Algunas recomendaciones para los padres:

  • Proteger su inocencia: Limitar la exposición a contenidos que no estén diseñados para su edad y guiarlos hacia el uso positivo de la tecnología.
  • Favorecer el juego tradicional: Juegos que estimulen su imaginación y habilidades sociales deben tener prioridad sobre el tiempo frente a dispositivos.
  • Fomentar la lectura y la convivencia social: Leer abre nuevas formas de pensar, y las relaciones interpersonales son esenciales para su desarrollo.
  • Dejarles tomar decisiones: Permitirles elegir desde cosas simples, como su ropa, hasta proyectos donde ejerciten su sentido de responsabilidad.
  • Alentar su fortaleza interior: Ayudarlos a transformar fracasos en aprendizajes; elogiar sus logros y creer en su capacidad para alcanzar lo que desean.

Un futuro brillante comienza con una infancia enriquecedora

El emprendimiento infantil ofrece a los niños las herramientas para ser dueños de su futuro, pero esto no basta si no les damos una infancia que los nutra emocionalmente. Enseñar a los niños a emprender no solo desarrolla habilidades, sino que también refuerza los valores más importantes: el respeto, la perseverancia, la empatía y el amor por lo que hacen. Porque al final, la libertad y la felicidad no radican en lo que logramos, sino en cómo lo hacemos.


  • María del Carmen Cabrera Cisneros
  • Presidenta y fundadora de BusinessKids
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