Según la Agenda para el Desarrollo de las Naciones Unidas para los próximos años, los objetivos que deben cumplirse para 2030, por acuerdo celebrado y firmado en 2015 por 193 países, estos no están cumpliendo con el lema “Compartir el futuro en donde nadie se quede atrás”.
Los objetivos generales son, principalmente, terminar con la pobreza, eliminar condiciones de hambre permanente, mejorar salud y bienestar, elevar la calidad educativa, así como acabar con la discriminación por razón de género y sanear de manera permanente el agua potable.
Otro objetivos que preocupan al mundo en razón a problemas comunes, es la de contar con energía no contaminante al alcance y el crecimiento económico en donde quepa el trabajo remunerador y seguro.
Al paso de casi 10 años, no se ha aproximado a los objetivos, colocando con luz roja el problema a los países firmantes, como recordatorio.
Ya la ONU en su informe de este año sobre el nivel de avance del acuerdo de la Agenda señalada, pide de manera perentoria que cada país debe invertir más en políticas efectivas que permitan alcanzar o acercarse a los objetivos planteados.
Señala que hoy 23 millones de personas bajaron a la pobreza extrema y otros 100 millones padecen hambre; que los conflictos armados han ocasionado más muertos, que la temperatura ha estado subiendo y que empeorará por causa del cambio climático, convirtiéndose en una amenaza para todo el mundo que se hace realidad con azotes de la Naturaleza en estos días de octubre.
También señala la ONU en su informe, que las crisis financieras han profundizado las brechas de la desigualdad, generando la pobreza y falta de alimentos.
Unos pocos países avanzan aunque sea mínimamente, advirtiendo que hay retrocesos. Dicho gráficamente, un tercio de los objetivos están en crisis, casi en emergencia.
Finalmente señala la ONU, que se necesitan más recursos financieros para impulsar el desarrollo de los países que se encuentran en situación de crisis, encontrándose más de 120 millones de personas desplazadas y las víctimas civiles aumentaron 72% en los dos últimos años, en las que México contribuye fatalmente.
Por otro lado, exige al mundo que se trabaje más por paz, haya más diálogo, se practique una diplomacia más efectiva y profesional para resolver conflictos, sin caer en los extremos.
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