¿Es el hogar un lugar seguro?

  • Columna de María Doris Hernández Ochoa
  • María Doris Hernández Ochoa

Tamaulipas /

El famoso slogan de “hogar, dulce hogar”, parece que no encaja en su contexto real ante los continuos casos de violencia dentro de él, muchos no denunciados, pero la sociedad de alguna manera los conoce. 

Afirman los analistas que continúa la ancestral práctica del machismo, propio de la sociedad patriarcal que afecta a la mujer y a los hijos, los cuales no pueden huir de su agresor; permanecen en ese ambiente hostil por miedo al agresor, por temor al abandono y a la soledad, por la preocupación de los hijos o por dependencia económica.

La Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (Endireh) realizada por el INEGI en 2021, informa que casi 40% de las mujeres han sufrido violencia por parte de su pareja y 10.3% de otro familiar, además de sufrir por el alcoholismo del hombre, su ausentismo y otras anomalías domésticas.

Por lo anterior, resulta que el lugar más inseguro para las mujeres es el propio hogar.

Por eso es importante que existan refugios para recibirlas, en donde se les trate con empatía, respeto y muestras de solidaridad, mientras se recompone el hogar… un lugar que les ofrezca acompañamiento, que las capacite en defensa de derechos humanos, que les brinde las herramientas para que logren la independencia económica y se les hable de prevención. Es el objetivo de la Red Nacional de Refugios, fundada en 2004.

Es importante que las autoridades de los tres niveles no solamente se enteren de los casos, sino que conozcan los refugios, el trabajo que realizan en estos lugares, que sean seguros, o se abran y mejoren en cada ciudad. 

Y mientras tanto, diseñar un programa que se imparta en todas las escuelas sobre el problema del machismo, especialmente dirigido a quienes por la experiencia vivida en el hogar, se desprendan de esa herencia.

El hombre agresivo es consecuencia de una profunda frustración e inseguridad, porque piensa que por su carácter duro debe ser reconocido como la autoridad máxima e indiscutible, que su voluntad prevalezca, porque es el único “proveedor” y tiene el “derecho”.

El fenómeno se da en los distintos niveles sociales; para atacarlo, existe el proyecto de aplicar una ley nacional cuyo propósito es lograr “que todo agresor salga de casa”.

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