Siempre ha habido quejas contra la mayoría de las empresas mexicanas y de vez en cuando surgen conflictos que acaban en huelgas y lo más radical al menos en el pasado: sabotajes y violencia,
Los casos extremos están registrados por la historia de los movimiento de rebeldía armada, que los teóricos han llamado Revolución Mexicana, lo que llevó a los gobiernos posteriores a proponer la coexistencia laboral pacífica, a reconocer los derechos de los trabajadores con carácter obligatorio y no como graciosa concesión a la clase laboral, bajo la presión legal de hacer valer esos derechos con la fuerza coercitiva del estado.
El conflicto obrero-patronal se debió en su base, a la carencia de una ética empresarial reguladora y a una falta de reconocimiento a la dignidad humana y a una visión más acorde y amplia de los derechos y deberes que establece la cultura Occidental: la justa distribución de la riqueza que generan los trabajadores.
La ética no se circunscribe a unas condiciones que afectan a otras, porque existe una satisfacción en el hecho de administrar eficazmente una empresa, considerando que la economía y la política son igualmente dignas de ser ejercidas aun cuando su objeto primario es material.
Es objetivo de la economía es económico y no político ni científico o social. Solo asumiendo plenamente las exigencias y riesgos de su función económica, el empresario responde a las exigencias éticas de su profesión.
La utilidad corresponde a la lógica interna de la empresa, ya que no se trata sólo de una ganancia puramente personal como en otros tipos de economía, sino que es una utilidad de la empresa, un imperativo moral para el empresario.
La ética auténtica es la asociación de intenciones y actitudes. La continuidad de la práctica ética es la práctica hasta convertirse en costumbre.
Es necesario que la empresa moderna redacte su ideario y su código de ética, para que todas las personas en ella comprendan y se alineen a sus objetivos.
Una empresa mexicana propone que existan las siguientes prácticas: reconocer el mérito de los demás, controlar el temperamento, ser cortés y tolerante, así como puntual. Además, evitar la vanidad, conducirse con verdad, permitir que las personas se explayen, ser conciso y mejorar el vocabulario. Finalmente, reconocer el trabajo de los demás, y el interés del negocio u oficina, dedicarse a trabajar y a practicar la modestia.
Los jefes deben de ser profesionales de su cargo sujetos a concurso y modelo de comportamiento. Practicar la ética a través de jefes éticos.