Recientemente se conmemoró el Día Mundial de la Lucha Contra el Acoso Infantil, mejor conocido como "Bullying", una campaña en todo el mundo que busca combatir este fenómeno social que al año causa alrededor de 200 muertes, muchas de ellas por homicidio o por inducción al suicidio.
En México, de acuerdo a la Estadística de suicidios de los Estados Unidos Mexicanos 2011, del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), de un total de 5,718 suicidios, 79.6 por ciento fueron de varones, mientras que 20.4 en mujeres. Por grupo de edad, mil 775 casos ocurrieron en el rango de edad de 15 a 24 años y en el rango de 25 a 34 años, los casos contados fueron de mil 275.
En el Estado de México, de 600 casos contemplados, el mayor número suicidios sigue reflejándose en el rango de 15 a 34 años, con un total de 369 casos.
A propósito de esta conmemoración, datos que ofrece el Informe PISA, México se sitúa por encima de la media, con un 20 por ciento, en relación al acoso escolar.
De acuerdo a un estudio de la UNICEF, "en América Latina el término bullying no es usual más allá de los entornos académicos. Es más común hablar de acoso sistemático. Los profesores, estudiantes y directivos de las escuelas declararon que el término bullying es desconocido casi por completo; sin embargo, su práctica fue reconocida de inmediato y asociada con episodios de abuso en las escuelas que responden a las características de repetición, intención y sistematismo propias del bullying".
Sin embargo, en esta problemática nuevamente se enfatiza, es crucial la participación de los padres de familia. Necesitamos a los padres en casa y no me refiero a una simple presencia, sino a estar en acciones que los involucren, donde exista la enseñanza. Que las emociones como el afecto y valores como la confianza afiancen el núcleo familiar, facilitando el abordaje de problemas propios de la juventud.
Hoy, pese al auge tecnológico y el acceso a la información, nuestra juventud requiere de configurar la realidad en la que vive desde una perspectiva afectiva, humana. En este contexto, busquemos como adultos y padres de familia, procurar una juventud amada, respetada, comprendida y apoyada.
Como padres de familia debemos fortalecer la seguridad de nuestros hijos, involucrarnos en sus situaciones y consolidar el binomio familia/escuela para lograr soluciones conjuntas y parar en seco este problema de intimidación escolar, que muchas veces puede terminar de manera fatal.