El gobierno de los azteca o mexica fue primero teocrático y después militarista, eligiendo a Huitzihuitl, que sucedió a Acamapixtli; luego a Chimalpopoca siendo Itzcóatl el primer emperador.
Con tal motivo, el más anciano de los tenochca les dirigió este discurso: “Os falta la lumbre de vuestros ojos pero no la del corazón […], y no falta quien pueda ocupar su puesto: no ha muerto la nobleza tenochca ni se aniquiló la sangre real.
“Volved los ojos, aquí están todos los guerreros […], aquí están los hijos de Acamapixtli, escoged… Si se obscureció el sol, luego a la tierra tornó la luz.
“Si se obscureció Tenochtitlan, elegid un nuevo rey, y salga con él el nuevo sol […]”
Escogieron finalmente a Itzcóatl como emperador, y el día de su consagración, uno de los oradores dirigió las siguientes palabras:
“Hijo nuestro y señor y rey, tened ánimo valeroso, y está con fortaleza y firmeza; no desmaye vuestro corazón ni pierda el brío necesario para el cargo que te es encomendado.
“¿Quién piensas, si tú desmayas, que ha de venir a animarte, ni a ponerte fuerzas en lo que conviene al gobierno y a defensa de tu reino y nación?
“¿Piensas por ventura que han de resucitar tus valerosos antepasados, padre y abuelo? Ya, poderoso rey, esos valerosos corazones, y la fuerza de sus brazos y pecho con que hicieron rostro a las aflicciones y trabajos.
“Ya a ellos los escondió el poderoso señor de la noche y el día. ¿Has por ventura, de dejar perecer? Ánimo, valeroso príncipe, no pierdas el aliento.
“Mira que nos observan los otros pueblos, y nos menosprecian y hacen escarnio de nosotros. Ten lástima de los niños que andan todavía arrastrándose sobre el suelo sin poder levantarse como hombres, y que perecerán si nuestros enemigos prevalecen contra nosotros.
“Empieza a escoger la manta para tomar a cuestas a tus hijos, que son tu pobre pueblo que confía en la sombra de tu mano y en el frescor de tu benignidad.
“Está la ciudad de México-Tenochtitlan muy alegre y ufana con tu amparo […] Hijo mío, no temas al trabajo ni te apesadumbre la carga, que el dios cuya figura y semejanza representes, será en tu favor y ayuda”.