La antigua y colonial Tula

  • Taller Sie7e
  • María Luisa Herrera Casasús

Tamaulipas /

Por 1607, el franciscano Juan Bautista de Mollinedo, atravesando las cañadas de la Sierra Gorda, fundó una misión para congregar a los indios que por allí moraban.

Halló cercanas ruinas de poblaciones y unos cúes que aún subsisten. La llamó San Antonio de Tula. El 22 de julio de 1617, ante indios y españoles la fundaron como villa, en nombre de S. M., el rey de España.

En 1744 fue refundada por don José de Escandón, agregándola a la nueva Colonia del Nuevo Santander (hoy Tamaulipas).

La población, por 1791, estaba conformada por españoles, indios pizones, pames y mascorros. Se ocupaba en la ganadería, la apicultura, se hilaba y tejía lana, petates de tule y alfarería.

Había talleres de carpintería, herrería, y labores con gamuza. A principios del siglo XIX se hacía una feria anual, del 15 al 22 de febrero.

A su paso por Tula, en 1864, le tocó nacer allí a María Fabiana Sebastiana Carmen Romero Castelló, la famosa “doña Carmelita”, esposa que fue de D. Porfirio Díaz.

Su padre era D. Manuel Romero Rubio. Ella regresó una vez y les donó el reloj de su torre.

A fines del S. XIX se proyectó hacer pasar el tren por la Sierra de Gallitos, menos alta que El Espinazo del Diablo, pero el gobernador de San Luis, Carlos Diez Gutiérrez, propietario de la hacienda de Cárdenas, pidió se pasara el tren por ese lugar.

La fama de Tula era de aristocrática y culta, tuvo un Teatro-Casino, un colegio del Verbo Encarnado y, un periódico: “El Tulteco”; había 30 casas con piano, una Alameda con banda municipal, etc.

Los paseos eran para la Laguna, que poseía lanchas para los paseantes.

Pero la Revolución de 1910 destruyó la ciudad y sus hermosas casas se tornaron en cuarteles. Después regresaron solamente algunos, pero los tultecos, llenos de añoranza, establecieron los llamados Círculos Tultecos en varias ciudades.

Cuenta hoy con una Casa de Cultura, que reviven las antiguas artesanías de tejidos, randas y deshilados, cerámica, alfarerías, jarcierías, tenerías, y sobre todo, varias fábricas de las hermosas “cueras” tamaulipecas.

Se ha iniciado la construcción de un museo arqueológico.

Visitemos la hermosa Tula, reflejo de nuestro orgullo tamaulipeco.


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