Las elecciones entre los mexica

  • Taller Sie7e
  • María Luisa Herrera Casasús

Tamaulipas /

Durante su peregrinación desde Aztlán, los tenochca estaban sujetos a un gobierno teocrático. Obedecían a su dios, quien les hablaba por medio de sus sacerdotes, quienes gobernaban.

Mientras duró su estancia en Chapultepec, nombraron rey a

Huitzihuitl, sustituyendo al sacerdote. Pero como luego estuvieron sujetos a los culhua, volvieron al gobierno sacerdotal.

Fundada Tenochtitlan (en nombre del sacerdote Tenoch), volvieron a los guerreros, pero el sacerdocio, entonces, estableció la consagración, identificando al monarca con

su dios.

Los hijos del rey Acamapixtli serían entonces descendientes de Huitzilopochtli, y entre ellos se elegía al señor o “tecuhtli”.

Después de Acamapixtli, no hay rastro de que haya intervenido el pueblo en la sucesión.

El cronista Clavijero cuenta que el “tecuhtli” era elegido por cuatro nobles nombrados expresamente. Alvarado Tezozómoc y el padre Durán dicen que para la elección de los reyes mexicas se reunía la nobleza escuchando las arengas de los ancianos, y nombrando al monarca. Así fue elegido Itzcóatl.

En otros pueblos del Anáhuac, acostumbraban los reyes nombrar a sus sucesores entre sus hijos o nietos.

En Tenochtitlan se fundó el imperio por Itzcóatl y Nezahualcóyotl en 1430, logrando su gran proyecto: dominar enteramente al Anáhuac.

Se realizó la alianza de los acolhua y tenochca, la cual dio entrada al “tecuhtli” de Tlacopan (Tacuba), buscando contrapeso al rey de México, quien habría sobrepasado en poderío sobre las aguas del lago.

Se formó un imperio dividido en tres partes, pero quedaron de acuerdo en que en las guerras que hiciesen en común se dividirían el botín y los tributos, concediéndole tan solo una quinta parte al señor de Tlacopan, y el resto entre los otros dos.

Por este célebre pacto se modificó también la manera de elegir a los “tecuhtli” de estos tres reinos. El cronista Clavijero dice que la elección del mexicano se hacía por cuatro nobles, y como electores honorarios los otros dos reyes.

Pero, como dicen los cronistas, “no hay rastro de que hubiera intervenido el pueblo en la sucesión”.

¿Habrá avanzado México en democracia después del periodo azteca? Debemos creer que sí.


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