4T: estrangulando las labores altruistas

Ciudad de México /

Causa extrañeza en demasía que el régimen morenista cuyo discurso demagógico ha sido el de supuestamente velar por los más pobres haya aprobado en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión las restricciones para los donativos que actualmente reciben las Organizaciones de la Sociedad Civil autorizadas como donatarias.

Si López Obrador se jacta de haber recorrido el país a lo largo y ancho, y  conocer según él, de primera mano las necesidades de los mexicanos más desfavorecidos, no tiene sentido alguno el estrangular la posibilidad de que las labores altruistas sean sufragadas por donativos deducibles de impuestos por parte de los contribuyentes mexicanos. 

Y es que en lo personal, si bien no he tenido la oportunidad de viajar tanto como es posible en 20 años de campaña, en mi muy limitada experiencia de 26 años como periodista y testigo en primera fila de la compleja realidad de la sociedad mexicana, me queda claro la invaluable contribución que las organizaciones no gubernamentales realizan para paliar las desigualdades del país.

¿Que si hay gente padeciendo hambre? Ahí están los Bancos de Alimentos. ¿Mujeres violentadas? Refugios para ellas. ¿Migrantes necesitados de un techo y un refrigerio? Albergues. ¿Niños sin padres? Casas Hogar. ¿Víctimas de prostitución? Asociaciones que luchan contra la trata de personas.

¿Cáncer en personas desatendidas por las instituciones públicas de salud? Organizaciones sin fines de lucro. Y así podría seguir enlistando un sinfín de asociaciones, organizaciones, clubes,  cooperativas que aportan con su actividad soluciones a muchas necesidades que el aparato burocrático resulta incapaz de atender por la tara de su ineficiencia y falta de diligencia producto de un entramado normativo que entorpece su actuar. En estas páginas hemos dado cuenta cómo la crisis económica provocada por la pandemia ha venido en dos sentidos: agravar las necesidades sociales y a disminuir los donativos disponibles debido a la crisis que atraviesan empresas y benefactores particulares. En ese sentido resulta mezquino y de lesa humanidad circunscribir los donativos al tope máximo de 7% de las utilidades en el ejercicio fiscal y compartir ese rubro con otros gastos personales como honorarios médicos, dentales, educacionales, funerarios, intereses hipotecarios, etcétera.

Afirmo sin temor a equivocarme que quizá de los recursos mejor invertidos que pudiera haber del erario público son precisamente los destinados a las actividades altruistas de estas organizaciones. Las necesidades son muchas y las carencias son pocas. Y en este panorama la saña de la 4T por motivos ideológicos.

Mario A. Arteaga

mario.arteaga@milenio.com

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