Carta dirigida a un joven reportero (IV)

León /

Te saludo, estimado Ajax, con la nostalgia producida por estos aciagos días de fin de año. Me da gusto ver cómo te esfuerzas en encontrar siempre el enfoque novedoso para la gran mayoría de las noticias, que suelen ser cíclicas, repetitivas, previsibles... donde solo cambian datos y personajes, si acaso.

En entregas anteriores te he advertido de los peligros de la dinámica de consumo noticioso a través de las redes sociodigitales, donde la inmediatez y los accesos prevalecen sobre el rigor periodístico.

Hasta ahora has sabido sortear el vértigo al aplicar los principios básicos del periodismo, esos que no cambian con el pasar del tiempo: la recopilación, verificación y sistematización de toda la información.

Noto también que pones mayor esmero en la presentación, más acorde a las nuevas narrativas, pues el riesgo de perder la atención de las audiencias amenaza a cada golpe del segundero, y puede terminar en un deslizamiento prematuro en las pantallas móviles, en ese ecosistema que cada vez más se ve inundado de noticias generadas por herramientas de Inteligencia Artificial.

Es ahí donde oculto la añoranza por aquellos años en los que ejercí el oficio desde la primera línea de batalla. Debo admitir que más a menudo de lo que quisiera me encuentro desencajado en esta arena de la información al doblar el primer cuarto del siglo. Sí, esa centuria que en nuestro cabezal hacía alarde del nuevo aire que ingresó con nuestra generación de reporteros al ambiente informativo de los noventa. Siglo 21, rezaba precedido del término “sociedad” anunciando, arrogante, su misión de abonar a la discusión de la cosa pública mediante un producto comunicativo que ayudara al lector a conocer, comprender y transformar su entorno.Ese toque humano, lo sé, lo sabes, ningúna computadora será capaz de replicarlo.


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