La historia de la civilización humana podría contarse a partir de la evolución de la energía. Por ello, en la gran mayoría de las naciones, el sector energético es considerado un tema de seguridad nacional y estratégico para el desarrollo.
Una de las características de los gobiernos neoliberales en nuestro país fue el cambio radical con respecto a la visión nacionalista que el general Lázaro Cárdenas inició con la Expropiación Petrolera. El petróleo para Cárdenas era una palanca de desarrollo, para los neoliberales era un flujo fácil que alimentaba la caja del gobierno, para sus derroches.
Durante casi cuatro décadas se dedicaron a desmantelar a Pemex y a sus refinerías, como estrategia para justificar después la entrega del sector a los extranjeros.
El triunfo de López Obrador frenó la política entreguista e inició una destinada a fortalecer nuestra soberanía energética.
La última refinería se había inaugurado en 1982 en Salina Cruz, 40 años después se construye una nueva refinería en Dos Bocas.
También se adquirió la refinería Deer Park, en Houston, Texas, y se invierte en el rescate de nuestras seis refinerías, para dejar de importar gasolina y garantizar que nunca más tengamos gasolinazos.
Además de la Reforma Eléctrica que evitó la entrega de este sector a los extranjeros, hoy se modernizan 14 centrales hidroeléctricas en el país.
Para asegurar nuestro futuro ante la transición energética que ya se vive en el planeta, se ha nacionalizado el litio, mineral necesario para las baterías de los autos eléctricos, y se construye la planta de energía solar en Sonora, la más grande de Latinoamérica y la séptima más grande del mundo.
Este 18 de marzo será una fecha muy especial, celebraremos en el Zócalo las acciones valientes y visionarias de dos presidentes patriotas, Lázaro Cárdenas y López Obrador, que hoy resguardan nuestra soberanía nacional y el desarrollo de las siguientes generaciones.