La primera propuesta del frente opositor en materia económica es la de regresar a los tiempos donde el tipo de cambio era fijo y manipulado por el gobierno.
En voz del responsable de redactar su proyecto de país, José Ángel Gurría, el artífice del mayor fraude en la historia de México, el Fobaproa, ha declarado que le gustaría que el dólar estuviera “estacionado en 19 o 20 pesos” y que no se moviera mucho.
Gurría extraña los tiempos en que, como integrante del comité de cambios —establecido por Carlos Salinas— se dedicaron a manipular el tipo de cambio y las tasas de interés para ocultar los graves excesos en materia de deuda y gasto, que se fueron acumulando hasta desatar la terrible crisis de diciembre de 1994, donde el peso se devaluó más de 50 por ciento y nos quedamos sin reservas internacionales.
Esa crisis provocó al país desempleo, inflación, pobreza, fuga de capitales, cierre de empresas y la quiebra del sistema financiero, causa principal del Fobaproa.
Al bloque conservador le cuesta mucho trabajo reconocer que la responsabilidad fiscal de este gobierno y el combate a la corrupción, han traído la confianza de los mercados globales y que el fortalecimiento de nuestra moneda frente al dólar se debe a que se percibe un menor riesgo para invertir en nuestro país, lo que está atrayendo niveles históricos de Inversión Extranjera Directa.
Esta confianza se genera porque no se ha incurrido en endeudamiento, no se gasta de más, se han aumentado los ingresos propios y no se han incrementado los impuestos.
El envío de remesas, que llegará a más de 60 mil millones de dólares este año, y el aumento del turismo han contribuido para tener un superpeso.
A diferencia del periodo neoliberal, el Banco de México ha decidido mantener estable el diferencial de tasas con Estados Unidos y así evitar la entrada de capitales golondrinos.
Y, a pesar de esto, las reservas internacionales han rebasado los 200 mil millones de dólares, cifra sin precedente en la historia del país.
Contrario a lo que sostiene Gurría, el tipo de cambio no ha afectado a las exportaciones mexicanas, ya que han aumentado en 4.6 por ciento en lo que va del año, y las importaciones no se han disparado, lo que mantiene sin presiones a nuestra balanza comercial.
La fortaleza del peso también ha contribuido a la baja de la inflación, porque los alimentos que importamos nos cuestan más baratos.
En conclusión, el frente opositor, ante el éxito en el manejo económico del presidente López Obrador, propone un regreso al pasado neoliberal de privilegios, deuda, devaluaciones y crisis económicas, y para que no quede duda, quién mejor que Mr. Fobaproa para representarlos.