México: el uso de la energía atómica y la OIEA

  • Columna de Martha Delgado
  • Martha Delgado

México /

Articulistas invitadas 

Martha Delgado* y Alicia Buenrostro**


México, tras ser electo el 2 de diciembre, presidirá a propuesta del Grupo Latinoamericano y del Caribe (Grulac), la conferencia general del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) en la que tomará posesión Rafael Grossi, de Argentina, como director general. Esto constituye un reconocimiento al liderazgo internacional de México en el uso pacífico de la ciencia y la tecnología nucleares al servicio de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas y sus Objetivos de Desarrollo Sustentable (ODS), así como en la promoción de la paz y el desarme nuclear internacional.

El evento es aún más significativo por el difícil contexto internacional actual, en el que el multilateralismo es cuestionado y donde desafortunadamente presenciamos una renovada carrera armamentista, aunada al abandono de los acuerdos de desarme nuclear, a un creciente gasto en armamento, el despliegue de nuevas armas de todo tipo y al riesgo de escalada de tensiones en el Medio Oriente y la Península de Corea, entre otras regiones.

Ahora, luego de cinco décadas de continuo compromiso con esta agenda, México sigue trabajando por el fortalecimiento del multilateralismo como la vía más eficaz para hacer frente a los grandes retos a escala internacional, tales como el desarme, pero también la erradicación de la pobreza, la creación de sociedades incluyentes que convivan en paz y armonía, la resolución pacífica de los conflictos a partir de sus causas subyacentes y el fortalecimiento de la integridad, la transparencia y la justicia en el trabajo de las instituciones internacionales.

México ha sido un importante promotor histórico de la prohibición de las armas nucleares. En particular, en 1967 impulsamos la firma del Tratado de Tlatelolco, que creó la primera región libre de armas nucleares en América Latina y el Caribe en un área densamente poblada, por lo cual su principal artífice, el mexicano Alfonso García Robles, recibió el Premio Nobel de la Paz. Ahora, más de cinco décadas de continuo compromiso con esta agenda, estamos comprometidos con la implementación del Tratado de No Proliferación Nuclear.  Si bien el OIEA no es parte de este último tratado, se le confían las principales responsabilidades de verificación del mismo.

El OIEA tiene como mandato impedir la proliferación de armas nucleares detectando de forma temprana la desviación de materiales nucleares o el uso indebido de tecnologías nucleares. 

Hoy, el OIEA juega un papel central para monitorear el Plan de Acción Integral Conjunto sobre el programa nuclear de Irán, al igual que para informar sobre la seguridad nuclear en Medio Oriente y la República Democrática de Corea. Por otra parte, el OIEA brinda garantías internacionales y cooperación para prevenir el uso indebido de la tecnología nuclear, instalaciones, equipos y materiales radioactivos, al tiempo que promueve la seguridad nuclear, incluida la protección radiológica.

El OIEA, de conformidad con su mandato “Átomos para la paz y el desarrollo”, presta apoyo a numerosos países que recurren a la ciencia y la tecnología nucleares para contribuir a sus objetivos de desarrollo y poder cumplirlos en ámbitos como la energía, la salud humana, la producción de alimentos, la gestión del agua y la protección del medio ambiente.

Los Estados miembros del OIEA obtienen beneficios tangibles a través de su Programa de Cooperación Técnica, que incluye la atención de necesidades relacionadas con la prevención, el diagnóstico y el tratamiento de afecciones de salud; el combate a las plagas y los impactos en la agricultura; la gestión de los recursos hídricos mediante el seguimiento de la absorción global de dióxido de carbono por los océanos; la desalinización de agua de mar; la trazabilidad y autenticidad de los alimentos para evitar riesgos a la seguridad alimentaria, así como para caracterizar y preservar el patrimonio artístico y cultural.

El OIEA presta apoyo a México para el avance de sus capacidades científicas, así como para el uso de tecnologías nucleares en ámbitos como la energía, la salud humana, la agricultura, la gestión del agua y la protección del medio ambiente. En particular, se han celebrado reuniones y llevado a cabo cursos de capacitación para funcionarios mexicanos sobre seguridad nuclear física y tecnológica, gestión de los conocimientos nucleares y aplicaciones nucleares en la salud, la lucha contra el dengue, el zika y el chinkungunya, el mejoramiento de la alimentación y la protección del medio ambiente.

En vista de que la sustentabilidad no solamente incluye aspectos económicos y de medio ambiente, sino también de seguridad, cabe destacar la cooperación que México recibe del OIEA para garantizar la seguridad de materiales radioactivos y la protección de instalaciones nucleares, en particular de la Nucleoeléctrica Laguna Verde, que provee cerca del 6% de la energía limpia de nuestro país. México ofrece también, junto con el OIEA, una valiosa ayuda en la formación de capacidades para terceros países, en particular para la región de América Latina y el Caribe. Por último, pero no menos importante, destaca el valioso apoyo que brindó una misión del OIEA a nuestro país para la evaluación de edificios e infraestructura, por medio de tecnologías nucleares, después de los sismos de 2017. En virtud de ello y de mucho más, la relación entre México y el OIEA es de enorme valor para nosotros y seguiremos abonando a su fortalecimiento. 


*Subsecretaria para Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos de la SRE.

**Embajadora de México en Austria

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