Históricamente la Organización Mundial de la Salud ha advertido de los desafíos que representan las epidemias. La adopción del Reglamento Sanitario Internacional (RSI) en 2005 representa la visión conjunta de esta institución, sobre la prevención sanitaria a través de la salud pública. El mensaje del reglamento es que frente a las emergencias sanitarias las acciones basadas en evidencia, en la cooperación internacional y en la solidaridad son la mejor manera de superarlas.
Los patógenos no conocen fronteras, por lo que se requiere de respuestas globales. Desde la notificación de la existencia del covid-19, la OMS ha insistido en la aplicación del (RSI), y ha adoptado medidas adicionales. No es la primera vez que se presentan emergencias sanitarias en el mundo, pero sí es la primera vez desde la creación de la OMS, que se enfrenta una pandemia de un coronavirus. Una de las claras lecciones derivadas de esta crisis es que la comunidad internacional no estaba realmente preparada para enfrentarla.
Las primeras respuestas de muchos países tuvieron un enfoque unilateral, cuyos impactos negativos aún están por evaluarse. Posteriormente los países fueron y reforzando su convicción de que solo las respuestas multilaterales serían eficaces. Ello quedó claramente reflejado en los resultados de la Asamblea Mundial de la Salud que se realizó de manera virtual en mayo, en ella, México promovió que las medidas pongan a las personas en el centro, y que aseguren el acceso equitativo a diagnósticos, medicamentos y vacunas.
Algunas de las acciones que se han logrado desde la OMS son:
-El acceso de todos los países a las muestras genéticas del virus bajo un esfuerzo de colaboración global, impulsar algunos ensayos de medicamentos y promover la investigación para el desarrollo de vacunas.
-A partir del intercambio de buenas prácticas y lecciones aprendidas, se cuenta con guías y recomendaciones específicas para reducir la propagación del virus.
-La asesoría a los sistemas de salud de todos los países sobre medidas para fortalecer la atención a la pandemia.
-La distribución de insumos, incluyendo equipo de protección personal para los trabajadores de la salud, ventiladores y pruebas de diagnóstico.
-El Ensayo Solidaridad, un esfuerzo de la organización para que se pruebe la seguridad y eficacia de cuatro tratamientos para el covid-19 en el menor tiempo posible y se asegure el acceso equitativo a ellos. México participa en este esfuerzo.
-La puesta en marcha del Acelerador ACT, proyecto de compromiso político entre los actores en materia de salud global para acelerar el desarrollo y la producción de medios de diagnóstico, tratamientos y vacunas.
-La activación del Repositorio de Derechos del covid-19, plataforma que permite compartir información y facilitar el acceso equitativo a productos médicos, propuesto por Costa Rica y apoyado por México.
Es claro que la solución pasa por un esfuerzo multilateral sostenido, del cual México continuará siendo una voz constructiva y responsable. Ese es el cimiento para fortalecer nuestra preparación ante futuras amenazas sanitarias y para un desarrollo más inclusivo y sostenible.
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MARTHA DELGADO
Subsecretaria para Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos de la SRE
SOCORRO FLORES LIERA
Embajadora de México ante la Misión de la ONU en Ginebra.