México y ONU: el combate a la desigualdad a partir del Tren Maya

  • Columna de Martha Delgado
  • Martha Delgado

México /

México fue admitido como miembro de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en noviembre de 1945. Desde entonces, nuestro país ha tenido una activa y constante participación en este espacio. Ese mismo año, México auspició la Conferencia Interamericana sobre Problemas de la Guerra y de la Paz, conocida también como Conferencia de Chapultepec, misma que aportó elementos para la redacción de la Carta de las Naciones Unidas —el documento fundacional de la ONU.

El actual gobierno busca reforzar nuestra relación con el organismo para consolidar la cooperación multilateral con sus diferentes agencias. El objetivo es aprovechar la experiencia y conocimientos de estas organizaciones para desarrollar proyectos y temas de nuestra propia agenda, como son las investigaciones sobre caso Ayotzinapa, la Guardia Nacional, el Tren Maya y las licitaciones más importantes. Esta relación multilateral con la ONU significa una gran oportunidad para México, principalmente porque nos permite contar con la asesoría y apoyo técnico en proyectos estratégicos que buscan el bienestar de la mayoría de la población mexicana.

Bajo esa lógica, en días pasados el Fondo Nacional del Fomento al Turismo (Fonatur), con el apoyo de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), firmó un convenio con el Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (ONU-Hábitat). Este acuerdo está dirigido a la construcción de una estrategia de desarrollo integral, regional, territorial y urbano de la zona sureste de México, en donde será construido el Tren Maya.

Con casi cuatro décadas de trabajo en asentamientos humanos en todo el mundo, ONU-Hábitat tiene una amplia experiencia y conocimiento para solucionar los desafíos que enfrentan las localidades urbanas. Por ello, la colaboración con este organismo de las Naciones Unidas resulta relevante para asegurar que los asentamientos en el sureste del país se conviertan en lugares inclusivos y en motores de crecimiento económico y desarrollo social.

De acuerdo con el representante de ONU-Hábitat, Eduardo López Moreno, “no son solo mil 525 kilómetros de vías, el Tren Maya representa mil 525 kilómetros de derechos y oportunidades”. Así igualmente lo considera el gobierno federal. Éste es un proyecto interdisciplinario, de gran alcance, que permitirá mejorar la calidad de vida de una población marginada del desarrollo económico en una de las regiones más rezagadas del país.

Con ese fin, ONU-Hábitat brindará asesoría técnica y apoyo sustantivo para planear y ordenar el territorio en la península de Yucatán, así como para diseñar políticas públicas y mecanismos de monitoreo y evaluación que lleven a mejorar la planeación urbana.

En detalle, el convenio con ONU-Hábitat servirá para la revisión, certificación y validación de estudios previos, para retroalimentar el modelo de negocio en relación con el mecanismo de licitación, definición de obras iniciales, perfil del licitante, mecanismos de pago, extinción del contrato, indicadores de servicio, y una preestructuración financiera. En cuanto a las bases de licitación, la asesoría permitirá que ésta sea conforme a las mejores prácticas internacionales, garantizando los cuatro principios de las contrataciones públicas: integridad, transparencia, valor por el dinero invertido y competencia efectiva.

Este convenio se suma al Acuerdo de Asistencia Técnica con la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (Unops, por sus siglas en inglés) que igualmente se suscribió con el propósito de recibir asesoría para la gerencia del proyecto del Tren Maya.

Como una tercera vía de colaboración con la ONU para el Tren Maya, actualmente estamos trabajando con la oficina de la Unesco en México para convenir el acompañamiento por parte de dicha institución a las consultas públicas y proyectos del tren, cuyo trayecto se encuentra cercano a seis sitios que están enlistados como patrimonio de la humanidad.

Estos convenios son la aportación de la tradición multilateral de México al gran proyecto de desarrollo que emprendimos en diciembre del año pasado. Los acuerdos con las tres agencias de la ONU son, sin duda, una muestra más del interés del gobierno de México por trabajar con apego a estándares internacionales para garantizar sociedades abiertas, participativas, prósperas e inclusivas.

* Subsecretaria para Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos de la Secretaría de Relaciones Exteriores

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