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Transformemos barreras en puentes de inclusión

Monterrey /

La discriminación no es solo un acto de exclusión, es un patrón constante que viven millones de personas, una conducta social que perpetua la desigualdad entre las personas y causa heridas que debilitan el tejido social de nuestra comunidad.

Si bien hemos hecho avances hacia la inclusión, no podemos ignorar que la discriminación sigue vigente de múltiples formas, muchas de ellas invisibilizadas y otras veces normalizadas.

Según la Encuesta Nacional sobre Discriminación (Enadis) 2022 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), entre la población de 18 años y más, el 23.7% declaró haber sido discriminada en los últimos 12 meses. Este dato no solo revela la magnitud del desafío, sino que nos obliga a reflexionar sobre cómo, como sociedad, podemos garantizar que estas situaciones no ocurran.

Recientemente hemos visto casos como el de Sari, una mujer ciega quien expuso en redes sociales haber recibido una negativa para ingresar con su perro guía a un hotel, hecho que fue viralizado y produjo una conversación que abona a la reflexión y la conciencia para un trato más justo y libre de discriminación.

Lamentablemente, no todas las situaciones de discriminación se vuelven virales o provocan inconformidad, muchas de ellas pasan desapercibidas y se vuelven parte del día a día, causando barreras que persisten y provocan disparidad en el acceso a oportunidades, la distribución de los recursos y la riqueza, así como el disfrute de sus derechos.

Si bien nuestro marco legal reconoce la igualdad entre las personas y mandata prevenir la discriminación, no basta con tener leyes si éstas no se traducen en acciones y en un cambio cultural profundo que nos lleve a cuestionarnos y modificar nuestros propios patrones de exclusión.

En esta tarea es indispensable el trabajo colaborativo entre el Gobierno, la iniciativa privada, organizaciones de la sociedad civil y la academia, implementando acciones concretas para combatir la discriminación y promover un estado verdaderamente inclusivo para todas las personas.

Hoy Nuevo León cuenta con una Comisión de Inclusión y No Discriminación, además ha quedado conformado el Consejo Estatal para Prevenir y Eliminar la Discriminación, así como el nombramiento de su presidenta; ambas instituciones serán clave para vigilar que el derecho a no ser objeto de discriminación sea auténticamente respetado.

La discriminación, en cualquiera de sus formas, no tiene cabida en una sociedad que aspira al progreso. Nuevo León tiene la oportunidad de ser un referente en inclusión, pero para lograrlo debemos comprometernos con acciones contundentes. La inclusión no es un ideal lejano, es un derecho humano que corresponde a las autoridades del Estado mexicano garantizar, hasta convertirlo en una práctica cotidiana en nuestra convivencia social.

La invitación es a voltear en nuestros propios espacios de convivencia, de trabajo, a continuar capacitándonos, a revisar políticas internas y adoptar protocolos inclusivos, a alzar la voz, como lo hizo Sari y a no permitir que la discriminación se reproduzca.

La inclusión es un compromiso que se renueva todos los días, continuemos trabajando para ser un estado accesible, donde cada persona tenga las mismas oportunidades para desarrollarse a plenitud.

Busquemos en cada acción un Nuevo León verdaderamente incluyente, que aproveche la riqueza de la diversidad y valore nuestras diferencias, como una fuente para enriquecer nuestras visiones y para hacernos personas más creativas, más humanas y más justas. Transformemos cada barrera en un puente hacia la inclusión.


  • Martha Herrera
  • Secretaria de Igualdad e Inclusión y coordinadora del Gabinete de Igualdad para Todas las Personas
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