¿COP27: Se está combatiendo el cambio climático?

Monterrey /

A pesar de que a través de toda la revolución industrial hemos abonado al cambio climático, no es sino hasta 1997 que la humanidad levantó a la agenda internacional esta problemática. Fue en Kioto, Japón, donde se llegaron a acuerdos para buscar revertir la tendencia de deterioro ambiental.

Sin embargo, estos acuerdos tuvieron poca eficacia, dado que no se establecieron compromisos claros y un plan que contenga presupuesto suficiente, plazos de cumplimiento, indicadores para medir el desempeño en el tiempo y líneas de acción concretas sobre las que se trabajaría.

Este mes se reunieron en la COP27 las autoridades de 196 países, así como organizaciones civiles e individuos involucrados en la protección del medio ambiente, para buscar acuerdos que mitiguen el calentamiento global y por lo menos mantener el aumento a 1.5 grados centígrados.

Ya no se busca impedir el cambio climático, sino mantenerlo bajo para que no tenga consecuencias catastróficas para nuestra especie. A pesar de mantenerlo en 1.5 grados, habrá hambrunas, escasez de alimentos y de agua dulce, huracanes, tornados y demás desastres naturales, enfermedades y hasta pandemias, y ciertas islas que se hundirán ante el descongelamiento de los glaciares y el aumento en el nivel de los océanos.

Dentro de los acuerdos de Egipto se llegó a un compromiso de crear un fondo para apoyar a países en vías de desarrollo cuando tengan afectaciones a causa del cambio climático. Se justifica, dado que los países en vías de desarrollo son los que más sufren las consecuencias del cambio climático y son los que menos aportan a él. Lo lamentable: este fondo no tiene fecha para iniciar a operar (se prevé para finales del 2023), no tiene compromisos financieros ni responsables, ni existe la vinculación jurídica. El tiempo dirá.

En cuanto a México, aportamos 1.2% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, y ya el gobierno de México estableció el compromiso en reducir 35% las emisiones para 2030. Esto se logrará por medio de la electromovilidad, eficiencia energética, trabajo remoto, transporte ferroviario y la economía circular, adicionalmente al programa Sembrando Vida, el más financiado proyecto medioambiental en la historia de México.

Todas estas acciones retrasan lo inevitable, es posible que la bomba no nos estalle a nosotros, pero si no establecemos nuevas formas de vivir que vayan en armonía con los procesos de la naturaleza, y no en choque directo con ella, el mundo que verán nuestros hijos y nietos será irreconocible al que conocemos actualmente. Esto es, si continuamos existiendo como especie. Aún estamos a tiempo, pero se requiere mucho más para impedir la catástrofe.

@CantuMauricio


  • Mauricio Cantú
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