La grandeza de Monterrey

Monterrey /

Monterrey es nuestra ciudad, fundada en 1596 por mujeres y hombres exploradores y aventureros. Personas que no le tuvieron miedo a la incertidumbre, ni a la adversidad. Tan lejos de la urbe central de la antigua Tenochtitlan (Ciudad de México), las provisiones y comunicaciones tardaban semanas en llegar.

Por esta razón, tan lejos de la tierra fértil del sur, nuestros antepasados españoles sefardíes tuvieron que establecer una operación agrícola y ganadera autosostenible. Indudable es que todos los que llevamos cientos de años en estas tierras tenemos una mezcla hermosa de sangre apache, comanche, así como española y de otras culturas del mundo. Aquí en Monterrey forjamos un carácter recio y enérgico para hacer frente a cualquier reto.

Nuestros antepasados, que no le tuvieron miedo a vivir en la frontera en una zona semiárida, lejos de la producción agrícola y ganadera del centro, establecieron una metrópoli de la cual nos sentimos muy orgullosos en la actualidad.

Monterrey fue protagonista en nuestros episodios nacionales más importantes, especialmente en la guerra México-Estados Unidos, donde los bravos soldados regios aguantaron la plaza hasta forzar a las tropas de Taylor (comandante de las tropas estadunidenses y futuro presidente de los Estados Unidos) a negociar una tregua para evitar el daño a los habitantes civiles, acordando llevar la batalla fuera de la ciudad.

Después de esto, durante la Guerra de Reforma, los regios estuvimos del lado democrático republicano en contra de los conservadores monárquicos aliados con las tropas intervencionistas francesas. Posterior a la victoria republicana de 1867, Monterrey inicia su etapa industrial. Surgen diversas industrias que posicionan a Monterrey como el principal centro de desarrollo económico y empresarial de México.

Textileras, la Fundidora de Acero, la Vidriera, el cemento, así como la Cervecería, inician una transformación profunda de nuestra ciudad. Miles de trabajadores migran de diversos puntos de la República a Monterrey. La población, así como la economía, dan un repunte exponencial durante esta época de finales del siglo XIX y principios del XX.

En la actualidad, nuestra ciudad ha crecido desordenadamente. Lo que va del siglo XXI ha tenido como común denominador el mal gobierno, la corrupción y el crecimiento a costa de generar la peor movilidad del país, la peor contaminación y los peores índices delictivos. Se han generado periferias de pobreza y la gente no se siente segura ni contenta, perdiendo horas en el transporte público o en sus vehículos.

Los habitantes de Monterrey merecemos más y tenemos todo el potencial para posicionarnos a la vanguardia de las ciudades del mundo, ¡que así sea!


  • Mauricio Cantú
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