La principal razón por la cual se unieron los humanos y establecieron gobiernos fue para estar a salvo de incontables peligros. En México, a partir de 1982, inicia una época de descomposición social en la que aumenta exponencialmente la pobreza y la desigualdad. Los salarios dejan de aumentar por lo menos al ritmo de la inflación y comienza a subir la violencia.
Mientras eso sucedía, la educación, la salud, la vivienda digna, la alimentación, así como el medio ambiente, se colapsaron. Asimismo, las ciudades crecieron y se generaron círculos de pobreza en donde las familias y jóvenes ya no podían desarrollarse con ciertas condiciones de bienestar. Se establecieron las circunstancias para que el crimen floreciera.
Justo esta descomposición social es lo que la Cuarta Transformación está revirtiendo. El presidente López Obrador lo dijo desde campaña y lo ha repetido en su Gobierno: para generar paz se necesitan atender las causas que propician la violencia, no se puede solamente matar o encarcelar delincuentes porque se reclutarán más y seguirá el mismo cuento de siempre. Se necesita generar oportunidades a los jóvenes, buena educación, trabajos, viviendas dignas, seguridad social y un entorno armónico en los espacios públicos.
El Presidente ha logrado parar el alza en delitos de alto impacto que año tras año aumentó desde la época de Felipe Calderón y su secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna (preso y sentenciado por narcotráfico en Estados Unidos). En lo que va de este sexenio se han duplicado los elementos de la Guardia Nacional de 74 mil 437 a 133 mil 616 al día de hoy.
La estrategia del Presidente requiere que las Policías estatales y municipales cumplan con su rol, en su mayoría, éstas no han capacitado correctamente a su personal ni han aumentado en número. Se necesita una coordinación efectiva y que las fiscalías obtengan sentencias condenatorias para que no haya impunidad.
Un caso estatal de éxito es la Ciudad de México. Bajo la administración de Claudia Sheinbaum se redujeron los delitos de alto impacto en 59%, en solo cinco años. Esto no fue solamente por una muy buena coordinación entre la Fiscalía de la ciudad, la Secretaría de Seguridad Pública y las instancias federales, sino por atender las causas sociales que generan la violencia. Para dar algunos datos, se becó a 1 millón 210 mil jóvenes para que puedan estudiar, se construyeron dos universidades y se edificaron más de 300 centros pilares para el desarrollo social.
Sí hay esperanza en lograr un entorno de paz en nuestro país, ¡sigamos avanzando!