Inteligencia artificial

Estado de México /

Con mi saludo amistoso especialmente en este día, les comparto estas reflexiones. En diversos foros del mundo, en organismos internacionales, países de la Unión Europea, Canadá, los Estados Unidos, India, Rusia y China, hay expertos ocupados en los notables avances y riesgos crecientes de la Inteligencia Artificial (IA). Algunos también en nuestro país, aunque rezagados, estamos alertas para demandar y sugerir prevenciones, principalmente de regulación legal, así como de información y capacitación a la población.

Está demostrado que ya es posible imitar nuestra voz, lo cual seguramente hará cambiar el código pregrabado de nuestra voz en algunos bancos, para realizar operaciones de las cuentas. Requerimos ser más precavidos y disponer de alguna palabra o pregunta clave entre familiares, para evitar ser sorprendidos por estos avances, que pueden chantajear y hacernos pasar serios problemas de fraudes y otros delitos más graves. Nuestra información les permite conocer nuestra posible conducta.

La IA tiene muchos y variados tipos y versiones. Es aprovechada favorablemente en la automatización de procesos, hasta ahora acorde con la capacidad humana y con resultados más precisos. El análisis de datos, la creación de los llamados algoritmos que procesan en segundos grandes volúmenes de información, así como señalamiento de alertas para una mejor y más oportuna toma de decisiones. Está probada su aportación para lograr mayor productividad y realización de acciones limitadas hasta hoy para las personas, como es la exploración marina en profundidades, o en el espacio, así como la creación de robots y hasta intentos para inventar un cerebro lo más parecido al nuestro.

Es indispensable la preparación y el mejoramiento de nuestras capacidades, para su aprovechamiento adecuado, como es la interoperabilidad de bases de datos, lo que en la administración pública, con enormes cantidades de datos de utilidad, difícilmente logrará superar el feudalismo tradicional para compartirla entre las dependencias.

Además, faltan escuelas para preparar muchos profesionales de la IA, cuya capacitación satisfaga las necesidades actuales y potenciales, así como centros de investigación y transferencia de tecnología. Desde luego fuertes inversiones financieras se requieren para lograr avances, así como regulación gubernamental oportuna y suficiente. Saber enfrentar al temor por los riesgos del uso de nuestra información, ante la desconfianza justificada que puedan caer en la violación a nuestra privacidad, protegida por las leyes. Y lo más temido: los ataques y la delincuencia cibernética. A pesar de ello, la IA llegó para quedarse


  • Mauricio Valdés
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