La vocación política

Toluca /

Hace algunos años leí un libro que todo estudiante de Ciencias Políticas tiene que leer y de cuando en cuando releer: “El científico y el político” de Max Weber, que me permite recordar uno de sus párrafos: “La política consiste en un esfuerzo tenaz y enérgico por taladrar tablas de madera dura. Este esfuerzo requiere pasión y perspectiva. Puede afirmarse, y toda experiencia histórica lo confirma, que el hombre jamás habría podido alcanzar lo posible si no se hubiera lanzado siempre e incesantemente a conquistar lo imposible.

Pero el hombre capaz de realizar tal esfuerzo debe ser un jefe, y no solamente un jefe, sino también un héroe en el sentido más simple de la palabra. Y aún aquellos que no son ni una ni otra cosa están obligados a armarse de presencia de ánimo que les permita resistir el desmoronamiento de todas sus esperanzas. Pero es preciso que lo hagan hoy mismo pues de lo contrario no podrán alcanzar ni siquiera lo que hoy es posible.

Sólo aquel que esté convencido de que no se desintegrará aunque el mundo, desde su punto de vista, sea demasiado estúpido o demasiado mezquino para merecer lo que él pretende ofrecerle, sólo aquel que sea capaz de decir: '¡A pesar de todo!', tiene 'vocación' política.”

Identificar la vocación política no es tan sencillo como parece, porque coloquialmente se afirma que la Política es una ciencia de conciencia, de constancia y de circunstancia. Para ello es necesario analizar la libertad de su pensamiento, la profundidad de su razón, su espíritu creador, las iniciativas que ha emprendido y lo que le han costado en tiempo y vida. El político por vocación, vive para la política, sin vivir de la política, porque está consciente de la temporalidad de los cargos públicos y está preparado para eso.

En el ejercicio de los cargos se observa ¿cómo toman decisiones? ¿qué hacen y cómo lo hacen para que se cumplan con eficacia y eficiencia? ¿qué información tienen para tomar decisiones y luego para evaluar sus resultados? ¿qué conocimientos tienen para tomar mejores decisiones? Lo que parece sencillo, pero requiere de una preparación mínima, y si es posible un poco más.

Como en cualquier actividad humana, los ciudadanos que observan el desempeño de los políticos, están pendientes de saber distinguir entre profesionales, experimentados y aficionados. La vocación se observa en la actitud, pero simultáneamente en la aptitud, porque político que no da resultados o da malos resultados, ni siquiera puede aspirar a ser visto como un mal político.

Sólo la vocación permite sortear los vaivenes de la vida política como lo reflejan, entre otros, los recurrentemente citados: Nicolás Maquiavelo y Charles M. de Talleyrand, quien señalaba: “Un hombre es digno para todo empleo la víspera del día en que es nombrado”.

  • Mauricio Valdés
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