Desde mi infancia he disfrutado convivir cerca de mujeres honestas, talentosas, responsables, preparadas y muy trabajadoras, como profesoras, compañeras escolares, amigas y compañeras de lucha. En mi familia, a mi Mamá, quien se desempeñaba como profesora y simultáneamente nos atendió a nueve hijos, con la ayuda de todos los integrantes de la Familia, ejemplo vivo de lo que escribo ahora, convencido del gran paso que da nuestro país para complementar la vida de los habitantes de nuestra gran Nación.
Al llegar la primera mujer a la Presidencia de México: Claudia Sheinbaum Pardo, tengo la certeza que avanzaremos incorporando a muchas mujeres valiosas para impulsar el progreso nacional en todas las actividades tanto gubernamentales como privadas.
En nuestro Estado, recientemente acaba de rendir su 1er Informe de Gobierno la querida Maestra Delfina Gómez Álvarez, Gobernadora del Estado de México. Vemos con gusto el desempeño de Elizabeth Terrazas Ramírez, presidenta municipal de Texcoco, y el ímpetu legislativo de la recién incorporada Diputada Local María José Pérez Domínguez. Todas ellas constituyen uno de los mejores ejemplos de la nueva época que vivimos.
En el Continente hay algo de este camino recorrido. Electas como presidentas de otras naciones latinoamericanas han llegado antes: Violeta Barrios de Chamorro en Nicaragua, 1990; Mireya Moscoso en Panamá, 1999; Michelle Bachelet en Chile, 2006 y 2014; Cristina Fernández de Kirchner en Argentina, 2007 y 2012; Laura Chinchilla en Costa Rica, 2010; Dilma Rousseff en Brasil, 2011 y 2015; Xiomara Castro en Honduras, 2022, y otras mujeres no electas que han ocupado la presidencia de sus países. Ahora es la oportunidad de México de sumarse a estas naciones incluyentes. En Estados Unidos, en unas semanas más, es probable que elijan por primera vez a una mujer a la presidencia: Kamala Harris. Es tiempo de mujeres.
La Presidenta Sheinbaum toma la estafeta del Presidente Andrés Manuel López Obrador, para continuar la tarea de la 4ª Transformación, el segundo piso, como le llaman. La tarea es ardua, el reto es sorprendente, los temas variados y unos más complejos que otros. La salud, la educación, la seguridad, la economía, la infraestructura, la administración pública moderna y muchos más.
Su mensaje de toma de posesión es alentador. Su decálogo es contundente y me llena de alegría. Es la continuidad, pero no el continuismo. La lucha por erradicar la pobreza, la austeridad gubernamental, el respeto a las libertades, la democracia, el cuidado del medio ambiente, la defensa de la patria, la condena a todo tipo de discriminación. Merece nuestro respaldo entusiasta.