Ya llegué vieja, ya me voy vieja

  • La economía del túnel
  • Maximiliano Gracia Hernández

Ciudad de México /

Para el gobierno mexicano el Ejército es y ha sido en las últimas décadas una institución de mil usos. En el portal del gobierno se señala que el Ejército y la Fuerza Aérea Mexicana, son instituciones armadas permanentes que tienen las misiones de: I. Defender la integridad, la independencia y la soberanía de la nación; II. Garantizar la seguridad interior; III. Auxiliar a la población civil en casos de necesidades públicas; IV. Realizar acciones cívicas y obras sociales que tiendan al progreso del país; y V. En caso de desastre prestar ayuda para el mantenimiento del orden, auxilio de las personas y sus bienes y la reconstrucción de las zonas afectadas.

Los elementos anteriores nos permiten observar que el ejército como cualquier otro en el mundo, tiene que defender la soberanía nacional, pero como pocos ejércitos en el mundo, debe realizar acciones de apoyo a las necesidades sociales, actividades policiacas; y además ayudar en caso de desastres.

Parece que el último cartucho que México tiene para salir adelante de esta grave crisis de inseguridad es al ejército, nos preguntamos qué sucede si esta noble institución no logra su cometido, ¿acaso con ello México se va al precipicio? Parece ser que el gobierno actual tiene todas sus esperanzas en el ejército, porque hasta el momento no se han logrado percibir resultados grandilocuentes por parte de la Guardia Nacional. Hace unos días se publicó una nota acerca de que los militares están cansados de ofrecer la otra mejilla, y ¿cómo no estarlo? Si han sufrido vejaciones, asesinatos y humillaciones, sin recibir la orden por parte de sus superiores para defenderse y poner en acción lo aprendido en la academia. Son soldados de papel y eso cansa a cualquier militar cuya preparación es defender los intereses legítimos de la ciudadanía.

graciamaximiliano@hotmail.com

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