De todos los usuarios que pasaron horas comentando en redes contra las feministas que no los representan, ¿cuántos compartieron la ficha de búsqueda de Nicole?
De todos los que culparon a las radicales de quedarse sin transporte, ¿cuántos saben que en esa marcha gritamos “Nicole, viva te queremos” decenas de veces como mantra?, ¿cuántos saben que en esa marcha había familiares de Nicole y que pidieron en las puertas del Palacio de Gobierno que la regresaran con vida?
Era más fácil para los medios locales publicar vidrios rotos, estaciones de Tuzobús sin servicio, mujeres limpiándolas, una secretaria pintado las consignas feministas que usar ese mismo espacio para seguir el caso de Nicole. ¡Son cómplices!
Lo que hicieron los medios este 8M es el ejemplo exacto de cómo logran polarizar a la sociedad, que se concentre la atención en algo inanimado en lugar de lo verdadero importante: el asesinato sistematizado de mujeres en el estado.
Gracias al machismo que impera entre los directivos de las redacciones y fanpages de noticias, el Tuzobús fue la víctima, y mientras ponían “la otra cara de la moneda” refiriéndose a las mujeres policías, se les olvidó contar la otra cara de las manifestaciones: los círculos en los que familiares y víctimas cuentan sus historias de terror, cuando se canta, cuando se nombran a las mujeres desaparecidas, una por una.
Mientras las coberturas de las marchas feministas sigan siendo por hombres que solo van a filmar vidrios rotos al final, tengan por seguro que los seguiremos corriendo con la consigna “no queremos hombres”.
Espero que haya suficientes vidrios que romper, que haya suficientes paredes que rayar, que no quede ninguna estación de Tuzobús servible, que se pare la ciudad entera, que se quede la ciudad en silencio, así como se quedan las familias que pierden a sus seres queridas por la violencia machista. Porque allá afuera aún hay muchos que se dedican a terminar con la vida de las mujeres, a destruir familias enteras bajo el manto de la impunidad de autoridades que saben criminalizar activistas, pero no saben buscarnos cuando “desaparecemos”.
Doscientos ochenta feminicidios de mujeres menores de 18 años se registran en México desde 2016: ¡280! ¿Dónde estaba el Estado cuando Nicole desapareció? En redes una mayoría aplastante dice: “cuiden a sus hijos, eso pasa porque no los cuidan”. Señoras y señores, quienes se dedican a estos delitos están esperando la mínima distracción, no es culpa de la madre, no es culpa de la niña salir a jugar, ella merecía un país libre de violencia, merecía un Estado que la protegiera. ¡El Estado es cómplice!
“El Estado opresor es un macho violador”, porque no importa que no haya participado en el hecho directamente, importa que gracias a poner atención en unas “feministas vándalas”, restó atención a la búsqueda de Nicole, distrajo la atención, nos hizo cómplices a todos. ¡Nicole, te nombramos!