De acuerdo con científicos de la ONU, el cambio climático se puede atribuir principalmente a dos razones: 1) naturales cuando se trata de variaciones en la actividad solar o erupciones volcánicas grandes, o 2) aquellas derivadas de la conducta humana.
En las últimas semanas hemos sido testigos de la intensa actividad del volcán Popocatépetl, que a diario arroja a la atmósfera toneladas de partículas de ceniza que se convierten en un peligro para la salud de quienes vivimos en el área metropolitana de Puebla, así como en los estados vecinos de Morelos y el Estado de México.
Las investigaciones señalan que el principal motor de los cambios en las temperaturas y los patrones climáticos somos los seres humanos, que a partir del siglo XIX con la llamada revolución industrial comenzamos la quema de combustibles fósiles como el carbón, el petróleo y el gas.
Desde hace poco más de una década la entidad ha registrado un incremento en las temperaturas, que tiene relación con las emisiones de contaminantes por parte de la industria, y como coincidencia también ha subido la actividad de don Goyo.
Hace casi un mes, un partido de futbol entre Puebla y el equipo de Xolos de Tijuana se aplazó un día porque el avión no pudo aterrizar por esa razón. En ese lapso decenas de vuelos también se han visto suspendidos.
En la vida cotidiana, el volcán trae en jaque a los propietarios de vehículos que sufren para lavar a diario sus unidades porque amanecen llenas de ceniza, así como sus viviendas.
El gobierno estatal ya restringió las actividades al aire libre, y ayer dispuso la obligatoriedad del uso del cubrebocas para evitar las enfermedades respiratorias. Esperemos que hasta ahí quede, pero es un hecho que estamos pagando la factura por el maltrato al medio ambiente.
En otras entidades del país las lluvias torrenciales comienzan a causar estragos. Por su parte la aviación comercial ha tenido ya algunos sustos. Es tiempo de hacer conciencia porque las variaciones abruptas de clima no son producto de la casualidad sino más bien de una causalidad.