El área metropolitana de Monterrey es una de las más contaminadas de nuestro país, según una investigación del Centro de Estudios Ambientales Mario Molina, realizada en el año 2019.
La calidad del aire de la metrópoli ha sido calificada como una de las peores, debido a las altas concentraciones de la fracción fina de partículas suspendidas PM2.5, revela el mismo estudio.
El reporte señala que los impactos a la salud son importantes, debido a que tiene la capacidad de penetrar profundamente en el tracto respiratorio humano, así como de contribuir de forma significativa en la formación de diversos compuestos orgánicos e inorgánicos secundarios y atenuar la luz visible.
Ahí también se destacan las dos fuentes de contaminantes. En primer lugar están las emisiones de empresas y los más de 3 millones de vehículos que circulan por nuestras calles y avenidas.
El segundo factor son las pedreras ubicadas en los límites de los municipios de Santa Catarina y García, las cuales emiten una cantidad de polvos y partículas que detonan enfermedades respiratorias.
Alrededor de esos cerros derruidos por años mediante detonaciones de dinamita se encuentran asentadas miles de viviendas donde habitan cientos de familias que padecen a diario alergias y otros malestares propios de esas partículas en el ambiente.
Entre otras recomendaciones del estudio proponen reubicar en el mediano plazo a la industria pesada y altamente contaminante que opera en el centro de la ciudad provocando efectos negativos significativos.
Además de instalar tecnologías que permitan reducir a su máximo posible las emisiones a la atmósfera. En cuanto a las fuentes móviles también debería renovarse la flotilla de autobuses.
En Saltillo hace días la titular de la Secretaría del Medio Ambiente del gobierno de Coahuila, Eglantina Canales, en una entrevista con nuestro compañero Juan Manuel Dávila Udave habló de una situación similar en el municipio de Ramos Arizpe.
La diferencia es que allá las empresas que generan ese tipo de contaminantes no están cerca de centros poblaciones y aun así están preocupados.
Respecto a las pedreras en el caso de Nuevo León, no hay una propuesta concreta para solucionar el tema debido a que hay muchos intereses económicos de por medio.
La pregunta que flota en el aire es si habrá voluntad del nuevo gobierno para solucionar ese tema de fondo. ¿Podrá Samuel García enfrentarse a una contingencia ambiental de grandes dimensiones que pone en riesgo la salud de millones de personas?
Miguel Ángel Vargas