Este jueves, desde la mañanera, se subió a la conversación la llamada ley esposa impulsada por el gobernador de San Luis, Ricardo Gallardo, para beneficiar a su cónyuge, o su similar en Nuevo León, conocida como la ley Mariana, o la que impulsa Julio Menchaca en Hidalgo.
La presidenta Claudia Sheinbaum señaló que la reforma electoral de paridad de género, conocida como ley esposa —la cual establece que haya alternancia por género en una gubernatura—, no necesariamente ayuda a las mujeres, por lo que pidió a los Congresos estatales pensarlo muy bien.
Lo que la doctora Sheinbaum dice es primero analizarla jurídicamente, para ver si es procedente, porque a simple vista, tiene sus pros y también sus contras, pues no se trata de imponer a fuerza el género, y en todo caso sería el INE la instancia para llevar a cabo esos cambios a la legislación.
Este tema surge de las presiones ejercidas por el mandatario potosino, que obligó a sus diputados a realizar las modificaciones, a fin de favorecer las pretensiones políticas de su mujer, la senadora Ruth González, quien busca sucederlo en el cargo.
Habría que recordar antecedentes como el de Puebla, donde el extinto Rafael Moreno Valle impuso a su esposa Martha Érika Alonso, pero días después de asumir el cargo, ambos fallecen en un desafortunado accidente aéreo.
En el estado de Hidalgo, por ejemplo, donde Morena tiene mayoría en el Congreso, están promoviendo una ley parecida, donde se obligue a los partidos a postular solo mujeres para 2028.
El caso de Nuevo León es lo mismo, pero diferente. Hay quienes afirman que Mariana Rodríguez hizo ganar a Samuel García, con sus millones de seguidores y su carisma, pero cuando ella buscó la alcaldía regiomontana no logró el objetivo.
Ahora se comenta que Samuel buscaría devolverle el favor, y mover sus influencias para que su partido, Movimiento Ciudadano, se vea obligado legalmente a lanzar a una mujer con sus características, lo cual se antoja complicado, más no imposible. En estos momentos debe estar más ocupado por el Presupuesto del año próximo.
Sin duda es tiempo de las mujeres, pero en política siempre importan las formas, y si desde Palacio Nacional tienen sus dudas, se antoja difícil que se pueda aprobar algo así, al menos donde los morenistas son gobierno.