Lograr la unificación y el fin de la colonia bajo un mismo lema y una misma bandera que cristalizaran el anhelo de libertad para dar paso al nacimiento de un nuevo país que devendría en República. Ese era el amanecer de México hace 200 años.
Entre el 24 de febrero de 1821, fecha de la Promulgación del Plan de Iguala, y el 27 de septiembre de ese mismo año, día que marca la consumación de la independencia de nuestra nación, importantes acontecimientos ocurrieron: la guerra entre los insurgentes y las fuerzas realistas debía terminar, imperó el diálogo entre Iturbide y Guerrero, lo cual dio paso al espíritu libertador. Un abrazo selló simbólicamente ese trascendental acuerdo y se consolidaba la primera transformación de México, su independencia.
Debe destacarse que la memoria histórica de Puebla registra el 2 de marzo de ese año como la primera fecha de impresión y lectura del Plan de Iguala, lo cual la convirtió en la primera ciudad declarada independiente en lo que había sido la Nueva España.
Casi un mes antes de la entrada del Ejército Trigarante a la capital del país, es decir, el 28 de agosto de 1821, Agustín de Iturbide estuvo en Puebla para festejar su onomástico y fue recibido en el Convento consagrado a la Orden de Los Agustinos, donde —según la tradición— le sirvieron lo que hoy conocemos como chiles en nogada para festejarlo, preparados por las monjas agustinas del Convento de Santa Mónica. El símbolo tricolor del Ejército Trigarante quedó plasmado en este platillo emblemático de la gastronomía nacional, cuyo legado de la cocina conventual es parte del patrimonio mundial e ícono de nuestra identidad por excelencia.
Puebla es una gran ciudad construida como parte de una fusión de culturas. La belleza de su origen la hace heredera del encuentro de dos mundos, el europeo y el mesoamericano, ocurrido hace 500 años. La gastronomía poblana es el crisol que funde los sabores de nuestra cultura ancestral con los del viejo continente para dar paso a uno de los platillos más elegantes de la cocina criolla, el cual comenzó como un chile relleno de frutas bañado en salsa de nuez y que, para festejar un acontecimiento histórico tan importante, se vistió de gala con los colores patrios que hoy nos dan identidad y orgullo. El chile en nogada es patrimonio de todos y símbolo de unidad, pues se prepara con productos de temporada cultivados en varias regiones del estado de Puebla y congrega a las familias en un ambiente de fiesta desde su preparación.
La cocina es talento que genera fuentes de ingreso, por lo cual queremos que esta temporada de julio a septiembre nos ayude a la reactivación económica del estado. Productores, restaurantes, cocineras, cocineros, hoteles y todos los sectores están preparados para recibir al turismo gastronómico.
El festejo de los 200 años del chile en nogada lo queremos compartir con todo México y el mundo. Les esperamos con el platillo más elegante de la cocina criolla y el primero del México Independiente. _
Miguel Barbosa
@MBarbosaMX