Año Nuevo, ¿nuevas ideas?

Jalisco /

Se acaba el calendario del año titulado 2025. En las diversas sociedades del mundo occidental se estila pensar en nuevas ideas, nuevos proyectos, nuevas conductas para significar el intento de dejar de lado aquello sin éxito, ganar entusiasmo con nuevos modos de comportamiento personal o social, y corregir modos poco exitosos después de probarlos, cada año nuevo, hasta el cansancio.

Todo esto es una buena costumbre, digamos de “sacar cuentas” y corregir rumbos sin éxito tales como procesos costosos y lentos en dar el rendimiento esperado, proyectos ruinosos a veces atractivos a pesar de los costosos resultados, mejoras nominales de salario, créditos más fáciles pero más caros, etc. “Año nuevo, vida nueva” se repite para convencernos de que “este año sí…” las esperanzas serán realidades.

Estas buenas intenciones y deseos son mayormente incumplibles pues no es suficiente pensar, desear, rezar, o planear para realizar el siempre largo, sinuoso y batalloso proceso de caminar de las ganas a las realidades. No hay magia que alcance a pesar de los cuentos de hadas, brujos y animadores.

Hace unos días se dio la noticia del nivel de contaminación en la zona metropolitana de Guadalajara, con el valor del indicador por encima del valor del año pasado. Casi al mismo tiempo aparece la noticia del incremento del costo del pasaje del transporte público en esta misma zona, noticia nada amable para los usuarios de este modo de transporte. Probablemente sea el primer dato de una serie de “malas” noticias en torno a los precios de otros servicios y costos anuales tales como el impuesto predial, la gasolina, la electricidad, teléfono y el estacionamiento público en calles y negocios del ramo. Y desde luego los aumentos de sueldo al personal de los diferentes gobiernos y servicios públicos. No es novedad. Es un ritual.

Estas realidades, repetidas año a año, son la evidencia de nuestro modo de vivir en un “sistema social y económico”, es decir, en un entramado en el cual cada parte está articulada con otras y con el conjunto. Por ejemplo, no se puede mantener el precio de la gasolina o Diesel del transporte público pues esa parte del sistema llamada PEMEX, empresa extractora, procesadora y refinadora del petróleo, materia prima de la gasolina, no puede mantener el precio de sus productos sin considerar los mil y un compromisos financieros de la empresa con las instancias de crédito; sin considerar el sindicato de trabajadores/as y sus demandas, los precios internacionales del crudo, y de las deudas de la empresa con bancos y financieras internacionales. Así, si cambia el precio de la gasolina, cambia el precio del transporte, incluido el público, cuyos usuarios a su vez, van a demandar mejora del sueldo. Y así, se evidencia cómo el sistema es un verdadero mosaico irregular en el cual cada parte depende otras partes, lo cual produce una muy compleja red de relaciones, en la cual un cambio en una articulación mueve a toda la red.

Y, claro el triste efecto es claramente sentido por los habitantes de esa red, llamada México. Y los buenos deseos de cambio por el año nuevo, pasan a la colección de cuentos reiterados año a año: Amables, bien escritos e increíbles. Tristes al final. Sin embargo, el cambio de número del año puede servir para recodar temas importantes y cuyo mejor funcionamiento y por tanto sostienen la esperanza generada por su índole, sobre un mejor modo de vida. Hay varios ejemplos y dos de ellos son, quizás, los más populares: la educación y la salud.

Hace años la salud y la educación estaban un poco más hermanados que hoy. Por ejemplo: para cuidar de la enfermedad de Tuberculosis, los servicios de salud levantaban un censo pulmonar de la mayoría de los niños en edad escolar, en parte para detectar de manera temprana alguna señal de la enfermedad y para disponer de un censo pulmonar útil para utilizarlo si era necesario en una enfermedad del niño censado. Por otra parte, estaba la vacunación contra enfermedades respiratorias y la vigilancia contra la parálisis infantil. Las campañas en ese terreno tenían en el sistema educativo un ayudante excelente para controlar esos vectores de salud. No es necesario esperar epidemias o subida brusca de alguna enfermedad para que la autoridad sanitaria se ayude de las educativas y vacune a niños, jóvenes y adultos si es necesario. En estos casos el sistema educativo es un excelente ayudante, y no habría que esperar una alarma sanitaria, sino retomar las viejas prácticas de ayudarse de las escuelas para las campañas de prevención y detección de enfermedades contagiosas.

Asi mismo, el sistema escolar puede prever lo necesario para capacitar a personal suficiente capaz de ofrecer la información sanitaria conveniente para estudiantes y sus familias y así las personas, alumnos, maestros y familiares estarán informados de lo necesario para cultivar medidas preventivas y si es el caso medidas de atención para reunir estudiante y médico, hacer el estudio correspondiente y atemperar los daños que pueda causar una enfermedad no detectada a tiempo y también puedan suspenderse los hábitos dañinos a la salud. En ese sentido bienvenida la campaña contra comida chatarra en las escuelas, respaldada por la familia.

Año nuevo, no es cambio automático para bien. Es tan buena fecha como otras para atender aquello no atendido en términos de la vida saludable y sin excesos.


  • Miguel Bazdresch Parada
Más opiniones
MÁS DEL AUTOR

LAS MÁS VISTAS

¿Ya tienes cuenta? Inicia sesión aquí.

Crea tu cuenta ¡GRATIS! para seguir leyendo

No te cuesta nada, únete al periodismo con carácter.

Hola, todavía no has validado tu correo electrónico

Para continuar leyendo da click en continuar.