Economía y Política

Guadalajara /

En nuestro mundo moderno lo usual es vivir en medio de la dupla economía, por un lado, y política por otro. Cuando ambos asuntos se coordinan es posible tener un país con crecimiento económico y a la vez orden público y avances permanentes en los modos de vida en todos los estamentos de la sociedad. Esa coordinación es el sueño de economistas y políticos, y claro de los ciudadanos.

Sin embargo, la mezcla economía y política es tan posible como una mezcla uniforme y homogénea de agua y aceite. Es posible lograrlo por algunos segundos, quizá un minuto, después del cual cada sustancia se separa por su lado, pues lo que las mantiene separadas es precisamente la esencia de cada una. Impulsar la producción para crecer las fuentes de trabajo y mantener una porción importante de los ciudadanos y sus familias con ingresos suficientes para resolver sus necesidades, implica una tasa de impuestos suficiente para que el gobierno, los políticos, puedan disponer de ingreso, por vía de impuestos, suficiente para realizar la obra pública necesaria para hacer posible el crecimiento de las fuentes de trabajo, que requieren energía barata, comunicaciones eficaces, salarios adecuados y capital de inversión confiable. Estas implicaciones dependen de la gestión del gobierno, en muchas ocasiones decidida, no tanto por las soluciones que provoca, sino por el capital político que les reditúa a los decidores.

Estos procesos económico – políticos, dada la dificultad de realizarlos por “amor a la patria”, se vuelven espacios de negociación tales que las decisiones generen un beneficio a quienes deciden y a quienes se relacionan con quienes se involucren en los diferentes proyectos concretos que se piensen y decidan realizarse.

Los elementos prácticos requeridos por esa relación virtuosa ente economía y política, no sólo son variados, sino también son complejos, por lo cual, en la práctica, han de involucrarse muchos y diversos segmentos del mundo político y también del económico. Cualquier análisis detallado y neutral de los grandes proyectos de los diferentes regímenes políticos, arrojaría las deficiencias económicas (el costo se multiplico n veces) los compromisos políticos (los variados favores recibidos de políticos) y las consecuencias en capital económico y en popularidad política.

Sólo la altura de miras aplicada puede resolver esos nudos.


  • Miguel Bazdresch Parada
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