El tigre de papel

Jalisco /

Existe una vieja historia en la cual se describen varios de los modos de enfrentar las realidades con las cuales vivimos. Es la fábula del Tigre de Papel. Cuenta cómo una población pacífica descubrió la presencia de un gran tigre asentado en una gran piedra en lo alto de un cerro cercano al pueblo. Por abajo del montículo escogido por el gran tigre pasaba un camino hacia otros poblados cuyo tránsito era obligatorio para quienes debían salir del poblado para realizar las tareas de todos los días.

Un día, un hombre del pueblo llegó asustadísimo, corriendo, lívido, con ropas arrugadas, la camisa fuera del pantalón, ojos llorosos y dando de gritos destemplados. No faltaron algunos vecinos prestos a clamar al sujeto pues la población, niños, niñas, mujeres y hombres estaba desconcertados cuando no asustados. Una vez calmado con los debidos remedios de tradición para esos casos, el sujeto describió que el gran tigre le rugió al pasar cuando pasaba por el camino. Un rugido rabioso y espeluznante. Quedó paralizado y el gran tigre le dijo con voz encorajinada: “Pedro (supo su nombre) dile al pueblo que, desde mañana, y todos los días sucesivos, deben traerme comida y bebida tal como te voy a decir.” Y Pedro describió a los vecinos las viandas solicitadas. Además, el tigre le dijo: “Los conozco bien a todos. Si alguno no cumple lo voy a devorar a la noche siguiente” Los pobladores entraron en angustia. Unos se preguntaban cómo vamos a hacer eso. Otros dudaban. Otros más ya planeaban cómo repartir las tareas para cumplir la petición del tigre.

Pasaron los días y el tigre fue complacido y, según los pobladores, se solazaba en ver cumplida su petición y de vez en vez repetía su amenaza.

Un día, un joven recién llegado al pueblo e ignorante de la terrible amenaza se fue al cerro y en su excursión vio al tigre ahora a ras del suelo y se acercó, curioso, pues encontrar un tigre era muy raro. Se acercó y lo tocó. Y, sorpresa, estaba hecho de cartón y papel. Al mismo tiempo vio a los pobladores traer el pedido del tigre, y vieron al joven. Él les grito: “Vengan a ver. Esta muy bien hecho este tigre de papel.” Ahí cambió la vida del pueblo. Y la de quien urdió la trama del Gran Tigre y vivía gratis.

Nadie se había atrevido a confirmar aquello del asustado. “Compraron” el cuento y no constataron la realidad. ¿Nos está pasando en México?


  • Miguel Bazdresch Parada
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