Los números se volvieron, en el curso de la historia, un idioma indispensable para mil y una cosas las cuales, antes de aceptar una cierta numeración, se medían por comparación de la utilidad de una y otras; por escasez, si era fácil obtener la cosa o no; por signo de alguna cualidad del dueño de la cosa, por ejemplo, lo que hoy llamamos joyas se medían por la simple posesión de estas; quien tuviera joyas en su poder era de temer, precisamente por el poder que le daba la posesión de joyas.
Hasta muy entrada en años, la humanidad descubrió los números para medir aspectos útiles para la humanidad, entre otras la riqueza, cuando esos números indicaban la riqueza, o el poder de compra, de una familia o de un gobernante o de un rey o reina. Y desde entonces hay fatigas con los números. Los niños y niñas que van a la escuela deben aprender la numeración básica, del uno al diez, incluido el cero; y aprender a utilizarlos para contar la cantidad de cosas: ¿Cuántas manzanas hay en este recipiente? Y así dejar de referirse a la cantidad de las cosas como “muchas” o “pocas”. Es muy relativo. Y desde entonces en la escuela nos enseñan a contar con números y también a poner en orden aquellos objetos o cosas, de las cuales lo importante es el orden: El primero de la fila para entrar al circo es mejor que los demás lugares de la fila. Es esa cualidad que llamamos “cardinalidad”.
Hoy una importante “cosa” que importa medir, contar y ordenar, es el dinero. La medición nos ayuda a saber qué podemos hacer con ese dinero. La contabilidad nos indica si está disponible, si está en monedas y billetes o si está en objetos cuadros de pintores famosos o en autos de fabricación restringida y mil modos de materializar la riqueza y claro la pobreza: “No tengo ni siquiera para comer mañana”, queja de todavía unos cuantos miles de personas en nuestro país. El orden nos ayuda poner prioridad según mis intereses, gustos o caprichos. Primero las joyas. O no, primero las inversiones. Quizá mejor los viajes. Mejor las ayudas a las fundaciones y organizaciones de atención a situaciones de gravedad para ciertos conjuntos de personas.
Así llegamos a una práctica en nuestro mundo de la política y de las relaciones del poder con los ciudadanos. Con mucha facilidad, por ejemplo, solemos asociar el gusto de un cierto grupo de ciudadanos, chico o grande, por un político o funcionario de gobierno que toma decisiones para mejor la situación económica de ese grupo de ciudadanos. “Primero los pobres” peroraba la política del gobierno federal. Así mismo ciertos grupos ciudadanos no ven bien a ciertos políticos de los que se dice o se sabe o se imagina que sólo se dedica a lucrar con los privilegios que le da ostentar un puesto en la administración pública, en los congresos o en las oficinas de algún funcionario. Los números de pronto aparecen y “con la novedad” de que lo presumido ha quedado “sumido”. Y se acaba la preferencia popular por el antes premiado.
Otro paso, más interesante porque se involucran cualidades de los números muy valiosas. Es la cualidad de comparar. Se usa para decir “soy mejor negociante que tú porque mis ganancias son más altas que las tuyas.” Y también para emitir un juicio: dijiste que habría X kilómetros más de tubería para hacer llegar el agua a lugares antes sin agua corriente. Si el objetivo: agua para quien no tiene” se cumple, pues muy bien. Este servidor público cumple su oferta y por eso es mejor que el anterior que nunca cumplió. Si no se logra el objetivo, se da la situación contraria.
La misma disciplina de “administración pública” ha generado oficinas de medición del cumplimiento de las ofertas a la ciudadanía. Los números, esos que no mienten aparecen de nuevo. En el área metropolitana de Guadalajara existe desde hace varios años una organización que le encantan los números, por su cualidad de medir, ordenar y descubrir. Hace unos días Jalisco Cómo vamos dio a conocer el resultado del seguimiento realizado, con acuerdo y participación del personal de la administración del gobierno estatal, a las acciones y los resultados del gobierno del Estado.
El director de Jalisco cómo vamos expreso que se analizaron 154 indicadores. Se cumplieron 51, en 43 hubo avances, en 34 retrocesos y en el resto no hubo actualización. Las cosas no salieron tan bien como se esperaba.
Un ejemplo ofrecido por Jalisco como vamos de ese retroceso es: En kilómetros de caminos rurales rehabilitados, esos que ayudan al crecimiento económico con la distribución de la riqueza. Retrocedimos. La población ocupada en el sector primario con ingresos de más de tres salarios mínimos. Retrocedimos.
La nota completa de Milenio se puede ver en: https://www.milenio.com/politica/comunidad/gobierno-alfaro-muestra-retroceso-seguridad-justicia.
Y así, los números aparecen, ayudan, dan orientación, miden y nos permiten afirmar hechos. Eso sí, las fatigas proporcionadas están incluidas.