Es cuestión de querer

Jalisco /

Nuestra patria vuelve a sentir las consecuencias de la situación del final – comienzo de un período gubernamental, en especial en el gobierno federal, ahora más centralista comparado con los veinticinco años anteriores. Los cambios son buenos pues permiten precisamente un análisis más realista de la situación de la vida de los mexicanos, del mundo del trabajo nacional y trasnacional, de la eficacia del tino con el cual se decidieron los actos de gobierno; y de la apreciación de los ciudadanos, de los distintos grupos, sobre la vida en este país.

Más allá de los votos y las simpatías están las realidades del país tanto por las opciones económicas y sociales decididas con base a realidades inconvertibles, como por las realidades de descontento o de satisfacción entre la población según los diversos segmentos con presencia e interés en las cuestiones funcionales del gobierno. Ante el fin del periodo presidencial es evidente la satisfacción mayoritaria de los votantes quienes en las urnas manifestaron su deseo por la continuidad de las políticas gubernamentales. Los insatisfechos no son suficientes para reunir mayorías para empujar un cambio de régimen.

Es el mapa municipal donde se vislumbra apenas una posibilidad de cambio de políticas, pues el voto por municipios indica la necesidad de un cambio en las acciones de esos gobiernos. Sin duda, este segmento de gobierno puede generar cambio muy importantes, independientes y diferentes de los cambios federales, pues en los municipios se evidencia la bondad o lo equivocado de las políticas federales.

Un ejemplo sencillo es la atención a la niñez. A la federación no le interesan los niños, las niñas pues ni siquiera los/las busca cuando desaparecen. El municipio puede instalar una dependencia atenta a este segmento de la población, con acciones sencillas, centradas en las peticiones de niños, niñas y sus familiares. Por ejemplo, autobús escolar para las diferentes escuelas; un sistema de promoción de las actividades creativas y lúdicas, lugares para cultivar deportes y, quizá, un sistema de cuidados de niños y jóvenes obligados, por las razones que fueran, a quedarse encerrados en sus casas, quienes con anuencia de las familias pueden participar en modos de atención usuales en muchos lugares del mundo, con probada eficacia y vigencia. Es cuestión de querer.


  • Miguel Bazdresch Parada
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