Se aproxima el cambio de gobierno del estado. Poco a poco se dejan ver los nuevos rumbos, ideas, dichos y personas. Los cambios siempre suscitan esperanzas de mejoría sobre todo en aquellos aspectos necesitados de apoyo, de atención especial y de renovación. Desde luego, conviene recordar que un cambio de gobernantes no implica un cambio de las situaciones y de los límites que no dependen del gobierno, así tenga las mejores intenciones y planes.
El crecimiento de la población es un factor sobre el cual ningún gobierno tiene el control. Los servicios públicos requeridos para que la población pueda vivir en una forma de vida al menos con los satisfactores básicos, depende de cuántos pobladores somos y de cuáles servicios públicos pueden entregarse por parte de la gestión pública.
Acabamos de leer en la prensa la intención del nuevo gobierno municipal de Guadalajara de no renovar la concesión a la empresa que hasta ahora se ha
encargado de la gestión de los residuos que generan los habitantes de ese municipio. Se mencionó como argumentos las deficiencias en la recolección de dichos residuos, así como las deficiencias en la disposición final. No se menciona unas condiciones clave: la generación de residuos, por la población individual, las empresas, los negocios, las instancias del mismo gobierno y las de establecimientos tales como hospitales y talleres. Empresas y gobiernos pueden disputar por los motivos antes dichos. Mientras los generadores de residuos no cambiemos la gestión de estos, los problemas “actuales” no se resolverán.
Este hecho, el cambio de los modos de la población, ha de ser el foco de atención del gobierno y, sobre todo de la misma población. Las varias toneladas diarias generadas por los habitantes y negocios no pueden disminuirse por decreto. Y tampoco disponerse en cualquier lugar y, de cualquier modo. Los cambios que se requieren y que pueden ser impulsados e instalados que dependen del gobierno deben hacerse, ojalá en el plazo de este gobierno entrante. No son pocos y no son baratos. No basta poner basureros y contenedores en las calles. Ha de establecerse una nueva relación con habitantes y negocios dirigidos a lograr, en el largo plazo, los cambios requeridos por una ciudad libre de contaminación por residuos y malas prácticas ambientales.
Esperemos la acción del “buen gobierno local” se haga realidad.