Los sicarios de la antidemocracia

Jalisco /

Parece que fueron los antiguos romanos quienes acuñaron el término sicario, principalmente para denominar a lo que hoy llamamos asesinos a sueldo. Así hemos visto los embates sufridos desde el gobierno de la república en contra del INE, de su estructura y de algo que no luce nada trivial, su presupuesto. Ante el fracaso del presidente para sacar adelante su “Reforma” electoral, una verdadera engañifa como la de que serían los ciudadanos en voto popular quienes “elegirían” a los vocales del INE, siempre y cuando lo hagan claro dentro de una lista preparada en Palacio, o en el Legislativo (que para el caso da lo mismo por su mayoría) o de un Poder Judicial cada vez más cercado y acotado, sólo por poner un ejemplo de la verdad oculta. El caso es que, aunque sigue habiendo amagos de que esto podría ser resucitado, por lo pronto el asunto está cerrado y queda llevar adelante el Plan B del Ejecutivo, no tan lesivo, pero con una sobrecarga económica y operativa para el instituto, precisamente en vísperas de las próximas campañas electorales.

Desde luego que el juego político sería hasta cierto punto entendible, a no ser porque las medidas de presión que se están aplicando conllevan acciones que, sin exagerar, están tipificadas como delitos. Veamos el tema de la gobernadora de Campeche, Layda Sansores, quien dispone a placer de grabaciones telefónica que implican un monitoreo prácticamente exclusivo y supuestamente secreto de la Secretaría de Gobernación, de las fuerzas armadas y de las instituciones de seguridad nacionales. Extraer tales grabaciones (intrínsecamente ilegales) y ventilarlas públicamente, solamente reflejan que la gobernadora actúa como simple sicaria. Por ello pensar que el presidente no tiene ni idea de esto, es sencillamente ridículo. Sansores es llamada a sacarle filo a su daga cuando se requiere, amenaza con “miles” de grabaciones (¿de dónde las saca? ¿de las murallas de Campeche?) y de esta forma logró doblar (no hay palabra más indicada) al presidente del PRI para enderezar la votación tricolor a la extensión de la presencia militar en las calles por cinco años más. Ahora, cuando “Alito” ya vio que las cosas estaban por romper la Alianza de opositores, no se disciplinó y la reforma constitucional del presidente se vino abajo. Y las consecuencias están de vuelta al estado original, al menos en el juicio de procedencia que se le sigue para desaforarlo.

Layda, también ha sido el instrumento para aguijonear al propio líder morenista en el Senado, Ricardo Monreal, a quien llama traidor y muchas lindezas más. Como buena sicaria, sabe perfectamente que gana muchos puntos ante el mandatario en la medida que perjudique a todo lo que signifique opositores y, lo más insólito, también a los de “casa” que se salgan del ”huacal” y busquen tomar sus propias decisiones, cuestión normal y hasta deseable en un legislador. Monreal, sin embargo, pasará una prueba de fuego con la aprobación o no en el Senado del dichoso Plan B. Ahí podremos saber si Monreal realmente solo está buscando llamar la atención del presidente o si, en verdad, tomará una decisión que definitivamente podría cambiar muchos planes en este sexenio. Monreal, por la libre, sumaría otros senadores y no sería raro pudiera romperse la mayoría de la Cámara Alta. De ahí vienen otros ataques sicarios contra Monreal.

Las amenazas a la democracia, empero, siguen vigentes. Si no se detiene la legislación acerca del INE, a lo menos hará mucho más disminuida su tarea. Un vengativo apretón de cinturón que naturalmente se trata de justificar con el rollo de la “austeridad republicana”. No hay que olvidar que hasta la presidenta de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, Rosario Piedra, se lanzó también como sicaria contra el INE, dentro de un contexto que escapa totalmente a sus atribuciones. Vamos, si se tratara de una figura respetable, pero nunca había estado dicho organismo a nivel tan bajo e ineficiente como ahora. La señora Piedra, ante los legisladores, contestó lo que quiso y a quien quiso, muy de acuerdo con su conveniencia. Y volvió a enarbolar la sacrosanta bandera de la austeridad cuando ya se dio a conocer que su Comisión se ha gastado este año 120 millones de pesos en seguros (dizques prohibidos por el presidente) y en boletos de avión.

Que el presidente de Morena hable pestes y ataque a sus adversarios hasta cierto punto se entiende, es su postura partidista y es comprensible el total sometimiento a las políticas del presidente. El tema es que cada vez se suman aquellos que buscan atacar adversarios según su estilo para quedar bien o sacar provecho. Lo está haciendo Claudia Sheinbaum al pretender encarcelar a Cristian von Roehrich, panista y exdelegado en la Benito Juárez y hasta ordenó a la fiscalía capitalina solicitar ficha roja de Interpol y alerta migratoria. No sabemos de esta situación con claridad, ya que los presuntos delitos son muy ambiguos, pero es un hecho que lo que se pretende es quebrar al PAN, precisamente cuando ya gobierna gran parte de la ciudad de México y cada vez gana más adeptos. Algo inconcebible para una jefa de gobierno con aspiraciones presidenciales. Dicho de otra forma, el sicariato rodea a la democracia del país y esta son algunas de tantas que se seguirán dando. Como siempre, no esperemos un juego limpio.

miguel.zarateh@hotmail.com

Twitter: @MiguelZarateH

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