Política y ciudadanía

Jalisco /

Doce de diciembre fecha de respeto nacional a las creencias populares más arraigadas en nuestro país, con ramas y compañía desde varios países de América. Las manifestaciones públicas de parte importante del pueblo de México dejan atrás cualquier otra.

En gran parte de los establecimientos económicos del país, escuelas, universidades y oficinas se declara asueto para facilitar la participación popular de los empleados y directivos, con sus familiares, en el peregrinaje hacia la Santuario Guadalupano en la ciudad de México, y sino es posible, asistir a los lugares de culto en las cercanías de los hogares.

Desde luego, además de la celebración y las manifestaciones de culto guadalupano, aparecen los historiadores para mostrar los deslices de libros y sermones que repiten la historia de Juan Diego, Fray Juan de Zumárraga y escritores variados para justificar el culto aun mostrando las inconsistencias de los relatos incluidos en las historias. Y al mismo tiempo contar con la demostración de como la creencia supera a la historia con un inmenso margen de creyentes.

El modo de crear, divulgar y lograr adeptos del caso guadalupano ha sido copiado sin pudor por políticos y gobernantes a lo largo y ancho de país, y aun más allá. Se acordarán algunos del lema del presidente Luis Echeverria en los primeros años de 1970. “Arriba y adelante” proclamaba Don Luis, los miembros del PRI, los priistas y aun dirigentes populares, a lo largo y ancho del país. El problema fue sólo uno: al fin del sexenio pues se vino “abajo y atrás” todo el tinglado del gobierno. Devaluación brutal de la moneda mexicana, bajísima inversión económica, fuerte corrupción en Pemex, Conasupo y otras paraestatales. “Abrazos no balazos” y “primero los pobres” bonitas frases, recuerdo del “echeverrismo”, han empezado el descenso al cual están destinadas. Y se demuestra una vez más como el culto guadalupano deja atrás y de lado cualquier táctica política.

La pobreza no se acaba con gasto público, el cual, tarde o temprano, será insostenible. En nuestro sistema económico (capitalista e individualista) la pobreza se resuelve, en parte, con inversión productiva y además, necesitada de mano de obra. La empresa digital no es la solución económica sino una ayuda para hacer mejor ciertos productos industriales, facilitar la comunicación y el acceso a ciertos satisfactores.

La educación y la salud son indispensables para vivir, trabajar y disfrutar con mínimos de gasto familiar y super gasto del gobierno, Gasto restringido siempre, hoy por la necesidad de abandonar los abrazos y regresar a los balazos y controlar parcialmente la industria del crimen. Y por la imperiosa necesidad de sanear las industrias paraestatales. La inversión privada se asegura con facilidades del gobierno, esto es impuestos bajos, energía barata y protección jurídica. Hoy hechos muy cuestionados y difíciles de ofrecer a todo el que lo pida.

Y, como siempre, cuando se recuerdan los intentos desde el gobierno y se recuerda el imperativo de mantener ciertos proceso, no precisamente populares, se cae en “Y, entonces cómo le hacemos”.

Según a quién le preguntemos, será la respuesta. Inversión y trabajo son, en nuestro sistema, indispensables. Impuestos suficientes para construir lo necesario para el progreso de esa industria y pueda mantener esa oferta de trabajo; aplicación de esos impuestos para ofrecer lo más barato posible, comunicación, sueldos y transporte. Para salir de la pobreza es imperativo iniciar un largo proceso de transición para mantener una planta productiva que produzca a precios accesibles. Esto es fácil escribirlo e inmensamente difícil sino se un cambio, todo lo paulatino que se quiera hacia una economía social y solidaria. Implica aceptar menores rendimientos y mayores impuestos, y por tano mayores controles del Estado sobre todos los modos de corrupción en la función pública.

¿Sueños de opio? Quizás. Los paliativos no producen lo esperado. Un ejemplo disputable: El macro incremento del tránsito en la ciudad. Sueños de construir el segundo piso de la ciudad. O sueños de reducción de viajes en automotores con el inútil “Hoy no circula”. O mayor cantidad de autobuses en carril confinado. O mayores líneas de tren ligero O… O… otra docena de iniciativas.

Este ejemplo y otros parecidos ponen en juego la capacidad de ponernos de acuerdo ciudadanos, gobierno y científicos de los temas sensibles. De ahí la importancia de no resolver nuestros problemas sin incorporar sentimientos y fundamentos relacionados con la índole de ese problema y de esta nuestra sociedad así sea más dilatado el tiempo necesario para encontrar la mejor solución. Jalisco y Guadalajara pueden ser ejemplo si toman este camino. Ya veremos.


  • Miguel Bazdresch Parada
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