Aparecen señales de un fin de fiesta entre gobierno y población. Las señales siempre han de ser confirmadas por un análisis a fondo de la índole de estas, pues pueden resultar simples reflejos o imágenes distorsionadas por quien usa un cierto instrumento para captarlas.
La señal más fuerte es la propuesta de un presupuesto anual del gobierno federal para el año 2025 sensiblemente ajustado a la baja en relación con los años anteriores. Incluso en áreas sensibles tal como la seguridad nacional. Una más es el estado de fuerte violencia en Sinaloa, donde se acumulan más de 400 personas desaparecidas -cifra muy elevada- en los últimos sesenta días, fruto dicen, de la detención del señor Zambada en los Estados Unidos y la consecuente lucha entre diferentes grupos criminales por conseguir o mantener el control de la plaza. Y enseguida la voz de alarma emitida por diferentes proveedores de Petróleos Mexicanos (Pemex) a causa de retenciones de pago durante varios meses, la cual ha provocado el cierre de algunas empresas, o la disminución al mínimo de otras con el consecuente efecto del despido de trabajadores. Se desconoce los montos y se habla de cifras exuberantes.
Sumemos la elección en el vecino país del norte del siniestro personaje cuyas declaraciones hacia México son muy agresivas. No menos preocupante es la nueva reducción del presupuesto para Salud.
Una señal más. El gobierno federal ha dicho que no está de acuerdo con el presupuesto demandado por el Instituto Nacional Electoral para organizar la elección popular de jueces del Poder Judicial, lo cual agrava el malestar y la oposición a este mandato constitucional conseguido por el partido en el gobierno mediante malas artes. Sin embargo, es obvia esa petición por la necesidad de reducir el presupuesto 2025, en vista de los menores ingresos previstos.
Por otra parte, el presupuesto federal propuesto pide dos incrementos fabulosos, uno para Becas para educación básica y otro para incrementar la cantidad entregada a personas en pobreza. En fin. Aún falta la discusión de los diputados, quienes han de aprobar o modificar este instrumento del gobierno. Se asume su aprobación dado el control del partido en el gobierno y sus aliados. Sin embargo, el efecto negativo en sectores amplios del gobierno, de la economía y de los ciudadanos no lo pueden ignorar: son votos. Veremos.