Finalmente los argumentos en su contra fueron demasiado débiles, insuficientes como para una impugnación, ni siquiera para poner en duda la autenticidad de un triunfo en las urnas. Finalmente Pablo Lemus tenía razón. Su contrincante llegó a estos extremos a sabiendas de que no triunfaría de esta manera. Quizá lo supo desde el proceso de junio. Parecía que ella simplemente actuó más que aguerrida y aferrada, debido a una serie de consignas que le enviaban desde el "centro", Mario Delgado, el entonces líder morenista, muy posiblemente confiaba en que tanto López Obrador como a la hoy presidenta Sheinbaum, harían hasta lo "imposible" por quedarse con la joya de la corona nacional que es Jalisco. Sería, creyeron, el acabose para una oposición tan menguada y débil, y en algunos puntos casi aniquilada. Pero no fue así, las pruebas a favor del abanderado emecista se empezaron a dar en secuencia, una y luego otra. Ya no es relevante, pero lamentablemente a su opositora nadie prestó ayuda seria, ni sus dirigentes partidistas ni el poder del estado federal, vamos hoy parece que ni su cuerpo de abogados. Simplemente dejaron que corriera ella los riesgos y pena del fracaso, lo cual no parece justo ya que la aspirante guinda se vio en serio predicamento, si bien la ley y su propio derecho lo preveía, ella tomó su belicosidad de los mandos a los que servía. Hoy, notamos en ella un estilo diferente, incluso no exento de dosis conciliadoras y voluntad de colaborar.
¿Pero había necesidad de todo esto?. De todos modos Pablo Lemus no tendrá, se ve, una administración sencilla. Ganó votos como no había sucedido nunca aunque con todo y ello, junto a la polarización generada por el régimen obradorista y su amación desmedida, han sembrado inquietud acerca de la forma en la que la presidenta del país asumirá ante este estado su obligación de dar trato justo a todas las entidades federativas, o lo que es lo mismo, deseo de verdaderamente servir, por parejo a todos los mexicanos.
Hay signos positivos. Ahora queda claro que las no invitaciones a Lemus, por ejemplo, para asistir a la toma de posesión de la presidenta, sucedieron a razones meramente institucionales, lo que fue equiparado por el hecho de que Claudia Delgadillo si asistió pero en calidad de miembro de su partido. Pero nada más. Pablo en cambio supo aprovechar este tiempo en que se aclaraba la controversia y las impugnaciones, de manera que empezó a nominar a los miembros de parte de su gabinete y, de hecho, a sostener distinto diálogos con sectores de la población, como era el caso más que relevante de los miembros del sector privado. En otras palabras, Pablo no perdió el tiempo.
Naturalmente, no se puede desconocer que los tiempos que le esperan ya en su administración no serán los mejores, especialmente porque el panorama nacional no se aprecia sencillo. A Sheinbaum le aguardan cosas realmente preocupantes, lo cual inquieta ya que de por sí no parece romper amarras con el gobierno anterior y actualmente debe enfrentar consecuencias. Entre ellas, la más grave es sin duda una reforma judicial por muchos ángulos más que perjudicial, lo que está llevando a un conflicto que sigue escalando ya que desde Palacio no hay señales ni de tregua ni de diálogo sino de una postura radicalizad alentada y neciamente impulsada desde el "retiro". La verdad, si así es esto, qué pena por la presidenta ya que salga como salga, no quedará indemne.
Para todos los mexicanos igual nos espera un año complicada, en el que se advierte ya un déficit creciente del sector público, razón por lo cual ahora sí la presidenta busca el apoyo de los empresarios para poder atender ingentes requerimientos nacionales, como la infraestructura, aunque por otro lado insiste en meterse en honduras con asuntos como la construcción de viviendas a cargo directo del estado. De esa tamaño son las contradicciones.
Para Lemus, seguramente, hay confianza en que Jalisco sí será tomado en cuenta por la presidenta, si bien no tendrá un Congreso, la conocida capacidad de Lemus para llegar al entendimiento, le permita sobrellevar la situación. Todo ello, mientras que los diputados morenistas han sufrido una baja importante con la belicosa Cecilia Márquez, quien resultó no solamente con descrédito sino que restara con ello la fuerza que podrán los morenistas legisladores.
Lo importante es que Pablo salga adelante de todo ello, ya que, definitivamente así nos irá mejor como estado y como una población singular que sabe defender sus causas y sus derechos.