¿Ha escuchado hablar de Van Gogh? Seguro. ¿Y de su hermano Theo? Probablemente. Pero… ¿de Johanna Gezina Bonger? Quizás nada. Y sin embargo, la fama de Vincent y su relación fraterna se conocen gracias al trabajo de esta mujer, quien, tras enviudar de Theo, promovió la obra de su cuñado y tradujo la correspondencia entre ambos.
La invisibilización de Johanna no es un caso aislado. Las mujeres no hemos sido parte de la historia, sin importar en qué medida nuestros esfuerzos la hayan labrado.
Yo sabía que llegarían y no me equivoqué. A horas de que Claudia Sheinbaum tomara protesta ya tenía mensajes de reclamo de varias personas. Recriminaban diversidad de asuntos: que se haya referido largamente a López Obrador en su discurso, que haya besado la mano del ex gobernador chiapaneco, que se dispusiera a ser la continuadora de la 4 T, etcétera.
Me buscaban porque tuve la osadía de hacer pública mi satisfacción por su llegada. No la retiro; me da un gusto inmenso que una mujer llegue a la Presidencia. ¿O ya se olvidaron de los sobados argumentos de que México no está listo para que lo gobierne una mujer o aquel de que no hay mujeres preparadas?
Independientemente de lo que haga Claudia Sheinbaum el paso que se ha dado es inmenso. Los fragmentos del techo de cristal que acaba de romperse han quedado esparcidos por todo el país, y eso nadie nos lo puede arrebatar.
Claudia Sheinbaum acaba de fundar la república de la “A”. Donde vivimos abogadas, científicas y soldadas. Más aún, acaba de reconocer la importancia del vocablo, diciendo que “solo lo que se nombra existe”. A quien este cambio le parezca poco, que revise la historia del país y vea cómo la falta de esa letra nos retiró lo que el Constituyente de 1824 nos había reconocido: El derecho al sufragio. Quien no le dé importancia que cuente las décadas en las que no pudimos votar ni ser votadas, porque “el ciudadano” era por definición hombre.
Llegó una mujer al Ejecutivo y una de sus primeras órdenes fue ser llamada Presidenta, así, con A al final. Y me siento más ciudadana de esta República que me incluye. Guárdense sus críticas para después. Hoy con eso me conformo.