Es público ya el proyecto de sentencia que votará la Sala Superior del Tribunal Electoral para resolver los juicios que solicitan anular la elección presidencial. Lo que allí se plasma es un punto final concordante con el apabullante resultado electoral. Y es que la elocuencia del triunfo de Claudia Sheinbaum dejó muy poco margen a que desde los tribunales se revirtiera la consecuencia de una votación tan clara. Pero tampoco la oposición brilló por su argumentación.
En resumen, lo que dice el proyecto es que el Juicio para los Derechos del Ciudadano (JDC), interpuesto por la ex candidata Xóchitl Gálvez, tiene que ser desechado toda vez que ni pide la anulación de la elección ni argumenta que hayan sido violentados sus derechos, por lo cual no se actualiza la hipótesis que daría lugar a un JDC.
En lo que respecta a los otros juicios, interpuestos en lo individual por PAN, PRI y PRD, en resumen puede decirse que el material probatorio que aportaron no fue suficiente, a los ojos de la instancia juzgadora, para acreditar que el resultado de la elección haya sido fruto o de un uso indebido de los programas sociales, de la estridencia mediática y sesgada en favor de Claudia Sheinbaum por parte del presidente López Obrador, ni tampoco de un clima generalizado de violencia en el país. El proyecto analiza una a una las pruebas aportadas, pero también lo que significan como conjunto para ver si pudieron impactar en la elección. En cada uno de sus aspectos se inclinan por la negativa.
La oposición no solo fue incapaz de presentar una candidatura con posibilidades reales ya no digamos de triunfo, sino de por lo menos una batalla equilibrada contra la candidata del partido en el poder. Sino que se mostró también incapaz de argumentar esas violaciones que tanto invocó a lo largo de la campaña.
Una vez aprobado el proyecto –lo cual parece inminente– se dará vuelta a la página de la elección presidencial 2024 y será el momento ya impostergable de integrar una nueva oposición. Una que sea creíble, que construya liderazgos y que sea capaz de argumentar ante los tribunales, pero sobre todo frente a la ciudadanía, lo que está bien y lo que no en la democracia mexicana.