Cuetlaxóchitl, flor resiliente

  • Férrea Memoria
  • Moisés Ramos Rodríguez

Puebla /

2010

Cuetlaxóchitl, flor mexicana del otoño, esplende en el invierno; elegida para honrar al sol, Huitzilopochtli, y recordar que los guerreros muertos en combate regresaban en forma de mariposas a libar ahí.

Cuetlaxóchitl (nombre científico en latín Euhphorbia pulchérrima, o “la más bella” en español; en el mundo mexica, representación de la feminidad por excelencia), del náhuatl al español, literalmente es “cuero-flor”; se ha traducido como “flor que se marchita”; es más razonable y acertada la primera traducción (pétalos de cuero, o resistentes, en este caso, al frío y la obscuridad); la segunda es una obviedad.

Cuetlaxtli se traduce como “cuero, gusano (los famosos cuetlax o cuetlas, de Cholula), culebra o sierpe”, pero el término también refiere a fortaleza o resistencia: la Cuetlaxóchitl debe resistir por lo menos doce horas en la obscuridad para florecer.

El mundo mexica anterior a la invasión española, la utilizaba para adornar los altares dedicados a Huitzilopochtli y a los guerreros que lo acompañaban —en su advocación de dios sol— en su recorrido durante el día, pues se habían ganado tal deferencia al haber muerto en batalla.

Sin embargo, la flor —que no es tal: tiene brácteas en lugar de pétalos— era considerada la representante por excelencia de la feminidad, aunque en algunos casos se recomendaba a las mujeres ni siquiera pasar cerca de ella para evitar ser “dañadas.”

Por el contrario, era lo mejor para ayudar a las madres para producir leche (comiendo las hojas, o al poner en agua lo que resultaba de su maceración) e incluso se les ponía sobre los senos para quitar cualquier obstáculo que impidiera la producción y salida de la leche materna. Muy útil como emenagogo.

El 8 de diciembre (importantísimo para el catolicismo, la Purísima Concepción), es el día de la Cuetlaxóchitl. En Puebla, parece haber pasado desapercibida la celebración de la llamada Flor de Nochebuena que tiene una gran producción en el estado.

Lo que no se olvida es su origen, se mexicanidad, su feminidad.


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