“Perdidos en Tokio” habría sido título igualmente apto para abordar esos Juegos Olímpicos que se ostentan Tokio 2020 en 2021. Pero la desorientación derivada de la pandemia es apenas una de las crisis evidentes en su ceremonia inaugural, que acusan transformaciones en la cultura toda.
La sede fue innecesaria. Espectacular y por momentos conmovedora, la ceremonia se desarrolló en un Estadio Nacional de Japón con sólo mil de sus 68 mil butacas ocupadas pero la ausencia de público no se sintió. El arranque mostró que esos espectáculos son ya shows dependientes de efectos de post producción, concebidos menos para la platea que para la cámara… y no para la de TV pues, al menos en Estados Unidos, los ratings alcanzaron un mínimo histórico para una inauguración olímpica pero su consumo en streaming se vio incrementado en más de 20 por ciento respecto a Río 2016. Incluso para los deportes, la televisión, si no ha muerto, agoniza: viva YouTube.
La construcción misma apunta a otra crisis. Comisionado para los Juegos, el estadio habría debido ser proyecto de Zaha Hadid. Su talante fantasioso e impráctico –no hubo constructor que se animara a edificarlo– y su costo llevaron a protestas públicas y condujeron a un nuevo concurso, que ganó uno más austero y respetuoso del entorno de Kengo Kuma, cuyos edificios buscan destacar lo menos posible en el paisaje. Síntoma de un viraje en la arquitectura: de los statements de Gehry, Calatrava y Hadid a una mucho más sustentable, en lo ambiental como en lo financiero.
Por último, el equipo creativo: la producción perdió dos directores y un músico por escándalos derivados de declaraciones políticamente incorrectas. Unas fueron nuevas y otras viejas, la reacción a alguna injusta; la casuística es lo de menos: lo relevante ni siquiera es el auge del cancel culture sino el establecimiento de una nueva escala de valores que transforma ya el panorama de la cultura.
Un cambio más, menor pero significativo: ha sido un privilegio pensar estos temas durante ocho años aquí; hoy dejo de morar en MILENIO. Desde otro espacio, recordaré con agradecimiento mi mundo de ayer.
Entresacado: Incluso para los deportes, la televisión, si no ha muerto, agoniza: viva YouTube
Nicolás Alvarado
IG: @nicolasalvaradolector