Perogrullada: me apellido Alvarado. Lo que no me hace particularmente interesado en la figura de Pedro de Alvarado. Sé poco de él. Que participó de la conquista de Cuba, de México y de Guatemala. Que navegó el Papaloapan, por lo que la ciudad en que éste desemboca lleva su nombre. Que, más allá de las razones que haya tenido para hacerlo –acaso estuviera amenazada su vida, acaso no–, fue artífice de la Matanza del Templo Mayor, acto que me inspira nula indulgencia. Cuenta la leyenda que esa noche, dado a la fuga, saltó un canal sin más apoyo que el que le brindó su lanza anclada en tierra, anécdota –no da para hecho histórico– que se conoce como el “salto de Alvarado”, y que daría lugar al nombre de la calle chilanga Puente de Alvarado. Ya no hay tal: el pasado mayo fue rebautizada Calzada México-Tenochtitlán por la Comisión de Nomenclatura de la Ciudad de México.
Nunca me hice las suficientes ilusiones sobre mi raíz española (ni sobre mi apellido) para celebrar que una calle llevara su nombre: no era sino el dato, ayuno de significado, que ingresaba yo en la aplicación de Uber cuando me dirigía, digamos, al Museo de San Carlos. Y aunque el indigenismo a ultranza del regimen hoy gobernante me resulta más bien irritante –su visión esencialista es condescendiente, reduce la cultura a lo territorial, roba lo complejo a nuestra identidad–, no puedo sino celebrar que una calle honre la gran capital prehispánica.
He aquí, sin embargo, que mientras leo sobre el cambio de nombre a nuestra Puente de Alvarado leo también¬ sobre la demanda de algunos habitantes de Londres de retirar los nombres de Freud –por “antifeminista”–, de Marx –por haber dado origen al comunismo “que tantas vidas cobró”– y hasta de Gandhi –por defender de los derechos de los indios pero no de los africanos– de los espacios públicos de su ciudad. Me preocupo.
Pedro de Alvarado fue un militar más; Freud, Marx, Gandhi transformaron la cultura. Es momento de que los británicos recuerden que la historia es compleja y los seres humanos más. Dados los tiempos que corren, no haríamos mal en pensar también en ello los mexicanos.
Nicolás Alvarado
IG: @nicolasalvaradolector