La falta de atletas juveniles

Ciudad de México /

No es difícil percibir que en bastantes deportes que se practican en México, de carácter amateur y perfil olímpico, hay una notable distancia entre las edades de los atletas; los deportistas que conforman las selecciones rondan entre los 24 años y en algunas pruebas hasta los 35 o 36, lo cual no es nada anormal o algo malo.

El tema que comienza a llamar mi atención es la brecha que cada vez es más amplia entre nuestros deportistas elite y los juveniles. Hablo de que en los países que son potencias deportivas, sus selecciones están conformadas por experiencia, plenitud y juventud. En otras palabras, los atletas que conforman sus equipos representativos llevan 3 o 4 ciclos olímpicos (experiencia), algunos que van por su segundo ciclo y que están en el punto mas alto de rendimiento (plenitud) y, por último, atletas juveniles (juventud) que pueden estar en la fase de categoría Sub-23 o Sub-20, que realizan marcas de categoría elite.

Mientras que en nuestro país la categoría Sub-23 está casi en el olvido, las categorías inferiores que van de las Sub-16 a las Sub-20 realizan un gran trabajo, dentro de los juegos nacionales Conade o los campeonatos nacionales. Pero entonces, ¿qué es lo que sucede?, ¿por qué esos atletas no están llegando a la elite dentro de la etapa sub-23?

No creo que sean los atletas los que pierdan el interés o las ganas por llegar a unos Juegos Olímpicos, creo que es un tema que va más allá. Para empezar, es vital mencionar la enorme diferencia que hacen las instituciones deportivas entre el deporte elite y el deporte de desarrollo de talentos; no es difícil ver la diferencia que hay en los montos entre las becas de alto rendimiento y de desarrollo; esto para atletas está medianamente pensado, ya que un atleta de alto rendimiento tiene que cubrir gastos más grandes.

Pero ¿para los entrenadores aplica de la misma forma? Los entrenadores de atletas en desarrollo trabajan con un mayor número de deportistas. Y no es difícil ver que implica un mayor trabajo. Entonces, ¿por qué estos entrenadores suelen tener becas menores a los de alto rendimiento? Con esto no quiero decir que a los entrenadores de alto rendimiento deberían de pagarles menos, para nada; lo que no concuerda es, por qué a los entrenadores de desarrollo se les menosprecia, cuando ellos son la base del deporte de elite.

Esta problemática se ve reflejada en que los entrenadores elite no quieren para nada involucrarse en el desarrollo de nuevos talentos, por todo el trabajo que conlleva, y a la vez los entrenadores de desarrollo no dejan que sus atletas hagan el salto a la elite con estos entrenadores, porque siguen con la esperanza de que a través de ellos lleguen al alto rendimiento y así a mejores pagos; esto genera estancamiento en las carreras deportivas de los atletas, que hacen que las nuevas generaciones no lleguen al máximo nivel.

En conclusión, creo que deberíamos comenzar a pensar en una estructura deportiva en la que sean valorados todos los escalones por los que pasa el deportista. Valorar y apoyar el trabajo de los entrenadores de desarrollo de talentos, con pagos adecuados que les Permita enfocarse al cien en su trabajo y que no les cueste el soltar a sus atletas. En tanto, a los entrenadores elite, brindarles herramientas, profesionalizarlos y con esto hacer trabajos más precisos y así aumentar los porcentajes de efectividad en resultados.


  • Noel Chama
  • Marchista olímpico
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