Honor a quien honor merece. A lo largo de sus 99 años, doña Ifigenia Martha Martínez y Hernández rompió barreras y abrió caminos en ámbitos donde pocas mujeres habían incursionado.
Cuatro días antes de su partida, se convirtió en la primera mujer en colocar la banda presidencial a Claudia Sheinbaum Pardo, la primera presidenta de nuestro país. Este acto fue el último símbolo de su lucha por la igualdad.
En su trayectoria académica, fue la primera mujer en obtener un posgrado en Economía en la Universidad de Harvard y en dirigir la Facultad de Economía de la UNAM.
En su carrera política, se distinguió como pionera al ser jefa de la Oficina Económica de la Presidencia de la República en 1966; también fue embajadora de México ante la ONU, diputada federal en cuatro ocasiones y senadora en dos, militando en el PRI y fundando el PRD y Morena.
Entre sus múltiples reconocimientos destacan el Premio Nacional de Economía (1960), el Premio Nacional de la Mujer (2011) y, en 2021, la medalla Belisario Domínguez, que le otorgó el Senado de la República por su vida de servicio y virtudes en favor de la nación.
En su última encomienda política, quedó pendiente la lectura de su discurso, en el que expresó su gran emoción por participar en la toma de protesta de la doctora Claudia Sheinbaum Pardo, la primera mujer presidenta de México.
En sus palabras, reafirmó su inquebrantable compromiso con la igualdad: “[…] un momento que marca un antes y un después en nuestra historia […]
“Su llegada a la Presidencia es la culminación de una lucha que hemos atravesado generaciones enteras de mujeres, quienes con valentía desafiamos los límites de nuestros tiempos.
“Hoy, junto con ella, llegamos todas y abrimos paso a una nueva era […] Ser parte de esta transmisión histórica del Poder Ejecutivo y entregar la banda presidencial a la primera presidenta es uno de los mayores honores de mi vida”.
También se refirió a su compromiso con la igualdad, la justicia y la democracia:
“En 1969, formé parte de la Corriente Democrática de izquierda en México, una lucha que, junto a muchas y muchos, iniciamos con la firme convicción de que el cambio verdadero era posible.
“Hoy, esas convicciones han rendido fruto. No solo tenemos una Presidenta, sino que se vislumbra un presente donde las mujeres participemos en condiciones de igualdad en la construcción de futuros posibles y deseables para nuestra patria […]
“Un país donde el liderazgo femenino dejará de ser la excepción, para convertirse en norma […] donde no haya distinción de género, clase o condición”.
Su llamado final fue por la unidad y altura de miras: “Hoy, más que nunca, necesitamos tender puentes entre todas las fuerzas políticas, dialogar sobre nuestras divergencias y construir, juntas y juntos, un país más justo y solidario.
“Es tiempo de altura de miras. Es tiempo de construir nuevos horizontes y realidades. Es tiempo de mujeres. Sigamos dejando huella”.
El legado de doña Ifigenia es el de una mujer de retos que siempre luchó por un México más equitativo, más justo y democrático; su lucha contribuyó en gran medida a que hoy sea tiempo de mujeres, de unidad y altura de miras.
Doña Ifigenia Martha Martínez y Hernández. Honor a quien honor merece. Descanse en paz.