Fobias que matan

Ciudad de México /

La noche del sábado 15 de julio de 2023, el catedrático de la Universidad Autónoma de Guerrero y activista, Ulises Salvador Nava Juárez, fue acribillado al salir del Primer Congreso Nacional de Litigio Estratégico para la Defensa de la Cuota Arcoíris en México, en el “Museo Descubre”, en Aguascalientes.

Una de las entidades donde se ha registrado un mayor incrementado en la discriminación, según la Encuesta Nacional sobre Discriminación (Enadis, 2022), fue la sede de este congreso.

La investigación está en curso; sin embargo, es evidente que el crimen tiene tintes de odio: asesinaron a un activista defensor de derechos humanos en la sede de un Congreso para la defensa de los derechos político–electorales de las personas de la diversidad sexo-genérica-orientativa. Según el magistrado Ociel Baena, la víctima podría haber sido cualquiera.

Vivimos en un México que discrimina. De acuerdo con la Enadis 2022, el 20.5% de la población de 18 años y más manifestó que se le negó injustificadamente alguno de sus derechos en los últimos cinco años, mientras que, de la población de hombres fue 19.6% y de la población de mujeres 21.3 por ciento.

Una situación que se agrava cuando se trata de la población de 18 años y más de la diversidad sexual y de género.

El 37.3% de este grupo declaró haber sido discriminadas en los últimos 12 meses; estas personas son las que sufren más discriminación en nuestro país, por encima de las personas con discapacidad, indígenas, afrodescendientes, migrantes, de la diversidad religiosa, jóvenes, niñas o niños.

Además, se estima que el 33.4% de la población mexicana no estaría dispuesta a rentarle un cuarto de su casa a una persona Trans*, el subgrupo de la comunidad LGBTIQ+, más violentado: un 44.6% que ha reportado tratos desventajosos.

La discriminación no representa beneficio alguno para la sociedad. Las conductas discriminatorias que, en mayor o menor grado, practicamos casi todos los habitantes del planeta, a veces de manera inconsciente, son características propias de las sociedades patriarcales imperantes.

Estas conductas generan desconfianza, resentimiento, violencia, crimen e inseguridad que no solo afectan a las víctimas directas, también a sus comunidades y a la sociedad en su conjunto.

Ulises Nava Juárez, un defensor incansable de los derechos humanos y promotor de la equidad y el respeto a la diversidad sexual, fue victimado por esa sociedad que “valida” las agresiones basadas en prejuicios, estigmas y creencias culturales; y las violencias contra lo diverso, lo distinto, de quienes cuestionan mandatos sociales y religiosos.

Paradójicamente, quienes se autoproclaman “defensores de la moral y las buenas costumbres”, bajo los velos de la libertad religiosa, del “deber ser”, del “orden natural” o del “orden divino”, son víctimas de sus propios miedos.

Víctimas que sufren una metamorfosis kafkiana para convertirse en asesinos, en lo opuesto; en lo que los coloca fuera de “la moral y las buenas costumbres” que defienden. Ahora, son seres sin brújula, gobernados por fobias que nos separan, que nos violentan, por fobias que matan.

En memoria del activista Ulises Salvador Nava Juárez. #JusticiaParaUlises


  • Nohemí Argüello Sosa
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