“Mañana van a decir que no soy mujer, porque huevos tengo y vaya que muchos”, parte del mensaje de Xóchitl Gálvez ante los señalamientos sobre el plagio en su trabajo de titulación.
No se trata de un comentario espontáneo, sino de un mensaje preparado y grabado en video para su difusión en sus redes sociales.
¿Cuál es mensaje que la virtual candidata quiso mandar con “tengo huevos y vaya que muchos”? ¿Por qué no optó por frases que destaquen su determinación y valentía sin recurrir a estereotipos de género?
Como diría Beatriz Paredes, “Cuerpo de mujer no significa pensamiento de mujer”.
Estas expresiones machistas, según medios nacionales, han sido retomadas por páginas afines a Xóchitl Gálvez, donde muestran un huevo vestido con huipil con el logo de Bachoco escrito como “Baxoco”, en alusión a la X de Xóchitl Gálvez.
Las acciones para disminuir la brecha de género en la representación política como la reforma política electoral de 2014 abrieron paso al principio constitucional de paridad.
Sin este principio en nuestra Carta Magna, es probable que Xóchitl hoy no sería la virtual candidata a la Presidencia de la República por el Frente Amplio por México (FAM).
Esta cosecha de frutos para el empoderamiento de las mujeres está precedida de cientos de años de una lucha librada por muchas mujeres en diferentes épocas, en todo el mundo.
Ser candidata a la Presidencia de México es un gran compromiso con toda la sociedad, pero especialmente, con las mujeres y la agenda de género.
Pero, ¿qué podemos esperar de una persona, hombre o mujer, que alardea su machismo?
El uso de expresiones machistas por quien dice enarbolar las causas por la igualdad, la no discriminación y contra las violencias de género, genera confusión en el electorado y cuestiona la autenticidad de sus valores.
Cuando una mujer que aspira a la presidencia de un país utiliza expresiones machistas como “tengo huevos” envía un mensaje contradictorio.
Por un lado, busca empoderarse y mostrar determinación en un ámbito tradicionalmente dominado por hombres; y a la vez, refuerza estereotipos de género, contribuye a la normalización de la cosificación y perpetúa una cultura sexista.
El lenguaje en la política refleja la visión, los valores y la ética de quien lo emite.
Las palabras moldear percepciones y, en última instancia, impactan en los resultados electorales.
Todos y todas tenemos la responsabilidad de utilizar un lenguaje inclusivo y respetuoso en el discurso público. Esto implica evitar expresiones que refuercen estereotipos de género, racismo u otras formas de discriminación.
La responsabilidad de utilizar un lenguaje inclusivo y respetuoso es fundamental en la política moderna.
Una candidata a la presidencia debe tener consciencia de su influencia y utilizar el lenguaje como una herramienta para promover la igualdad y la valoración de la diversidad.
Para enfrentar al patriarcado y contar con un gobierno con perspectiva de género que atienda la agenda de esta lucha, necesitamos mujeres comprometidas con la causa, firmes y valientes. El camino ha sido largo y la lucha continúa. No obstante, la experiencia nos ha dejado claro que el empoderamiento de las mujeres no es un asunto de huevos.